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Muchos muebles, muchos coches

Lunes, 28 de septiembre, 9.00 de la mañana. Faltan dos horas para que se inaugure la 35 edición de la Feria del Mueble de Valencia. El tráfico habitual de salida de la ciudad en dirección al recinto ferial por la avenida de las Cortes Valencianas ha aumentado de manera notable. Casi un 19% según datos de la Sala de Control de Tráfico. A las 20.00 horas, final de jornada en la feria, el volumen de coches que se dirigen al interior de la ciudad es un 21% mayor que el de un día normal. En estos dos momentos clave en la circulación, lo que se denominan horas punta, el número de vehículos por hora que entran o salen de la ciudad desbordan la capacidad de absorción de la pista de Ademuz. Y la feria no ha hecho más que empezar -lo peor se espera para viernes y sábado, últimos días del certamen-. Ayer mismo, el tráfico en dirección a la feria a las 9.00 había aumentado un 30% respecto a lo que se considera un día normal. Vistos estos datos, queda meridianamente claro que la Feria del Mueble no sólo mueve millones de pesetas en el sector, sino que también mueve miles de coches, lo que conlleva un preocupante problema de estacionamiento. El aparcamiento de Feria Valencia se ve completamente desbordado ante acontecimientos como este, y los visitantes y expositores se las ven y se las ingenian para poder estacionar su coche. Y ya no se trata de dejarlo correctamente aparcado. Se trata simplemente de aparcarlo. Desde la institución ferial se recuerda que este año se han habilitado dos nuevas zonas de estacionamiento provisional -el aparcamiento del Palacio de Congresos y una zona cercana al recinto perteneciente al Ejército- que están unidas mediante un servicio de autocares con la feria. Sin embargo estas zonas están infrautilizadas. Los responsables de la feria atribuyen esta falta de uso a la insistencia de los conductores por llegar con su coche hasta la puerta del recinto. Otras voces creen que la vigilancia de estas zonas es insuficiente. Pero también es cierto que Feria Valencia no ha hecho un excesivo esfuerzo por publicitar estas zonas de aparcamiento provisionales entre los usuarios. Llegar hasta la puerta de Feria Valencia con el coche particular entraña por tanto numerosos problemas para poder estacionarlo correctamente. Esto lleva a los conductores a dejar el vehículo en las zonas más peregrinas. Algunas están controladas por los tradicionales gorrillas, aparcacoches que en muchos casos encaminan al conductor a los solares que rodean el recinto. Otras no son más que los caminos rurales o zonas de semimontaña que hay en Terramelar. Otro punto de destino de los coches son los arcenes de las carreteras y autovías colindantes. Y no sólo los arcenes, también las medianas [como se puede apreciar en la foto inferior]. Esta falta de aparcamientos trae aparejados dos problemas más. Si las carreteras ya son insuficientes para poder albergar el tránsito de estos días con destino a la feria, el que los coches ocupen parte de la calzada empeora las cosas. La oportunidad de ciertas obras también plantea dudas. Ayer mismo, trabajadores municipales instalaban unas vallas en la mediana de Pio XII con Campanar, y para realizar estas obras cortaban uno de los carriles del inicio de la pista de Ademuz, estrangulando la circulación. Por otra parte, la soledad en la que quedan sumidos los coches atraen a los enemigos de lo ajeno que realizan numerosos robos durante estas fechas. El uso del transporte público no está generalizado entre los hombres de negocios. Tampoco existe un servicio lo suficientemente rápido para poder satisfacer la demanda, a pesar de que una parada del metro -Las Carolinas- está relativamente cerca. La posibilidad de que el tranvía, que llegará en breve al recinto, aligere el tráfico plantea también ciertas dudas. Al final, si no se construyen muchos más aparcamientos, parece que el binomio muebles-coches, será indisoluble durante mucho tiempo.

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