"Me niego a que se use la Historia como arma de la reacción"
Historiador, arqueólogo, experto en mundo antiguo y en transformaciones del territorio en la antigüedad, Osvaldo Arteaga, vino de su Venezuela natal a Andalucía, donde trabaja como catedrático de Historia Antigua en la Universidad de Sevilla. Sabe tanto de lo que fue hace siglos Andalucía como se muestra prudente a la hora de contarlo. Ha sido una de las estrellas del reciente II Congreso de Historia Antigua de Málaga. Pregunta. ¿Desde cuándo existe Andalucía? Respuesta. Como concepto es reciente. El error del presentismo y los nacionalismos modernos es creer que todo siempre ha sido igual. P. ¿Cómo aborda el nacionalismo moderno? R. Un catalanista diría que Cataluña es algo que existe desde el hombre de Neanderthal. La mayoría de esos conceptos son falacias modernas. Por eso no quiero que mis datos sean utilizados por políticos nacionalistas. Me niego a que se use la Historia como arma de la reacción. Ya pasó con los nazis. La Historia sirve para explicar el presente, transformar una sociedad y evitar los mismos errores. P. Usted defiende explicar la historia desde la perspectiva del vencido. ¿Es buena atalaya el territorio de Andalucía? R. Yo vengo de un mundo que llaman el tercero. Por eso me interesa quedarme aquí para analizar la llamada civilización occidental. Aquí ha habido desde el tercer milenio un desarrollo que homologo de tú a tú con el Próximo Oriente o con la civilización micénica. Y cuando digo "aquí", digo sur de Portugal, Andalucía y norte de África. Si nos ponemos desde la perspectiva del que nos llama bárbaros, debemos decir que Historia rica en este territorio hay más que en ningún otro sitio que haya pasado como civilización dominante. El concepto de civilización Atlántico-Mediterránea es el que yo defiendo. Pero hay que ser muy prudente si queremos ser universales, porque se utilizan los datos históricos para seguir perpetuando injusticias y desigualdades. P. Pero de ese pasado se conoce poco. R. Los nacionalismos europeos adoptaron el modelo grecorromano de civilización, el mismo de los imperialismos modernos. Las fuentes escritas que tenemos son de griegos y romanos escritas para ellos. No es que los fenicios que se instalaron aquí, o los tartesios no escribieran, es que se ha destruido. Y eso es una desgracia histórica. Pasa como Córdoba: la llamada reconquista destruyó un legado y unas bibliotecas impresionantes. Quitar la memoria histórica no es nuevo, siempre lo han hecho los vencedores. P. ¿Y cómo superar la carencia de fuentes sin especular? R. Por eso, porque no tenemos fuentes escritas que contraponer a las de los vencedores, los arqueólogos deben hacer hablar a las piedras. Preguntarles bien para que nos cuenten lo que todavía saben. Ya está bien que la arqueología sea la hermana pobre de la historia.
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