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El primer aguacero de otoño paraliza los trabajos en el valle del Guadiamar

El primer episodio de las temidas precipitaciones de otoño anegó ayer las márgenes del cauce del Guadiamar. La lluvia arreció en la madrugada del sábado al domingo -en Sevilla se registraron 24 litros por metro cuadrado-, y dejó impracticable los carriles utilizados por el ejército de camiones y excavadoras que desde hace cinco meses trabajan en la zona para paliar los efectos del vertido tóxico. La limpieza de los últimos tramos aún cubiertos por los lodos tóxicos desparramados sobre el cauce tras la rotura de la balsa minera de Aznalcóllar no pudo continuar ayer. El barro formado tras las lluvias impidió a las excavadoras actuar y a los camiones -aparcados en los márgenes de las carreteras- transportar lo recogido a la mina abandonada de Aznalcóllar. El aguacero arrastró parte de la mezcla de tierra y lodos tóxicos recogida en los últimos días que había sido amontonada a ambos lados del último tramo del Guadiamar que queda por limpiar -el que va del puente de Sanlúcar la Mayor a la zona de Entremuros-. Bajo el puente de Sanlúcar la Mayor, varios operarios dispusieron un generador eléctrico para facilitar el funcionamiento de dos motobombas para achicar agua y dejar en las mejores condiciones posibles los caminos que utilizan habitualmente las 200 excavadoras y los 400 camiones. El Instituto Nacional de Meteorología prevé para la mañana de hoy nuevos chubascos moderados en la zona.

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