"Argi", el mando a distancia del pastor

Argi, un perro pastor vasco de la variedad gorbeia que gobierna un rebaño de 200 ovejas en Oroz-ko (Vizcaya) cual si fuera el mando a distancia de su propietario Enrique Mendiguren, fue ayer el ganador del concurso internacional de perros de pastor que se celebró en la campa de Santa Lucía (Oñati). Varios miles de personas asistieron durante casi dos horas a la exhibición que hicieron nueve pastores vascos, franceses y catalanes. La controversia surgida por la prohibición de que los pastores vascos participen con perros de la raza border collies en los campeonatos territoriales se plasmó en la incomparecencia del ganador del año pasado, el border collie Txiki, del eibarrés José Antonio Arrillaga. El concurso de Oñati, que el próximo año cumplirá 40 ediciones, es el Mundial de este especialidad, y ayer equilibró el ambiente desabrido de la disputa racial sobre el origen de los canes con el excelente espectáculo que protagonizaron los que concursaron. La tarea no era mera faena de aliño, porque los pastores sólo pueden servirse de la voz y el cayado para dirigir desde una posición fija las maniobras de los perros, en un circuito que se aleja hasta 100 metros. Órdenes secas e imperativas, un críptico repertorio de silbidos y movimientos del bastón son los únicos recursos para que los animales sean la prolongación del dueño ante el rebaño. Y los perros no pueden siquiera tocar a las ovejas. Tres mordiscos en las ancas eliminan al can, pero ayer sólo Jamee y Xarpa hincaron el diente, dos veces. El primer ejercicio, de carácter eliminatorio, consistió en que el perro recorriera un trayecto delimitado por una docena de banderines, que durante la carrera se detuviera en seco a instancias del jurado y que, a continuación, dirigiera un rebaño de 30 ovejas para situarlas junto a un hito y posteriormente hacerles atravesar unos portillos. Artzai, de José María Plazaola, Argi y los border collies Txika, de Mixele Atxeritogaray, una pastora que trabaja con un rebaño de 500 ovejas en Yoldi (País Vasco francés) y Tremenda, del pastor catalán Hilario Novillo, bordaron la faena y se clasificaron para la prueba final. Los otros cinco concursantes quedaron eliminados al sobrepasar los siete minutos otorgados para el ejercicio, entre ellos Jamee, del francés Thierry Spriet, un border collie magnífico que ofreció respuestas instantáneas a su dueño y que se aproximaba a la ganadería reptando con una elegancia impropia de su condición cuadrúpeda. Paradójicamente, la combinación de reacciones relampagueantes y su delicadeza para conducir al rebaño le dejó fuera de la final. Una conducción fulgurante El ejercicio final fue un visto y no visto. Los animales tenían que recoger el rebaño en una esquina del circuito e introducirlo en el redil. Artzai, el campeón de Guipúzcoa y de Euskadi, demostró una gran compenetración con el pastor José María Plazaola y embocó con facilidad el rebaño, pero éste remoloneó ante el acceso al redil y el perro agotó los siete minutos de que disponía para introducir y sacar a las ovejas del aprisco vegetal. Argi, impecable en el primer ejercicio, enfiló al rebaño con autoridad y lo introdujo con suma destreza en el redil, al igual que Txika. Sin embargo no pudieron igualar a Tremenda, que figuraba como uno de los favoritos en los pronósticos de los entendidos. El perro de Hilario Novillo exhibió una destreza y rapidez de movimientos sorprendentes y la conducción que protagonizó fue centelleante. En apenas dos minutos condujo e introdujo a los animales en el redil, de donde los sacó tras bordearlo por fuera y saltar a su interior para enfilarles hacia la salida. La mejor puntuación obtenida por Argi en el primer ejercicio le privó del triunfo. La tercera posición fue para Txika. El ganador obtuvo un premio de 38.000 pesetas, pero la dotación económica era lo de menos. Lo importante es el pedigrí que da ganar en Oñati.