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OPINIÓN DEL LECTOR
Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Inseguridad ciudadana

Parece que el barrio de San Jerónimo le va a pasar de todo, y no se sabe por qué... o sí. Tal vez esta falta de seguridad sea debida a la negligencia de los cuerpos de Seguridad del Estado o al olvido de los gobernantes de que existimos como paganinis de los impuestos que sustentan sus jugosas nóminas (sobre todo de los grandes cargos y nombramientos). Violaciones, robos, intimidaciones, agresiones, intentos de homicidios ya suceden..., y los que tienen que arreglarlo no quieren, aunque dicen que no pueden..., no tienen medios. ¿Qué es lo que tiene que pasar para que actúen? Claro que no tienen medios para un barrio en el que no viven autoridades, ni hay grandes centros de decisión en él, ni existimos en sus mentes, sólo existimos para las campañas electorales. La impotencia es palpable y el miedo se prende como la pólvora; el miedo, señores políticos y gobernantes en general, es libre y los ciudadanos se pueden organizar en patrullas vecinales al ver que no se atienden sus justas reivindicaciones. Ahora hay en nuestro barrio un delincuente con SIDA terminal con una pistola en la mano, que come y duerme en su casa después de haber disparado su arma contra un ciudadano que andaba por la calle, y ésta es la segunda agresión con arma de fuego que comete en este año. La verdad es que la policía de servicio no patrulla por nuestro barrio nada más que cuando pasa algo; cuando no, sólo vienen a los bares de servicio y no a desayunar precisamente, y ahora que hay que actuar contra un hombre armado y peligroso, al que su propia madre califica de "alguien con una pistola y sin nada que perder", no actúa y se le ha escapado ya tres veces. Es esto posible cuando el susodicho guarda hasta su moto en el patio. Está claro que sólo aparece la eficiencia policial para multarnos; y eso sí, no sólo se conforman con quitarnos de la nómina una parte de la que salen sus sueldos, sino que además somos proveedores directos de impuestos, como si fuéramos cajas de ahorros ambulantes. La profesión de policía se ha convertido en la de recaudador de impuestos de la gente de a pie y defensor de los señores feudales, los de siempre con distintos collares... Así nos va en los barrios pobres de una ciudad que quiere ser el espejo del mundo, pero del mundo podrido, estamos copiando poco a poco los barrios de Nueva York, el Harlem y el Bronx, donde no entra ni la policía y la droga y las armas andan tanto como la incultura y el paro.- . .

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