La familia nos une
ROSA SOLBES No se qué familia nos une, ahora que la primera del Universo en la era Lewinsky está en crisis. Ni creo que nos una ninguna de las obligadas por los obispos a procrear hijos que no desean. Aquí mismo, tampoco el presidente Zaplana dijo ni pruna sobre la célula de la sociedad en un discurso de política general de 23 folios y una hora de duración. Y vale que despache "el tema de la mujer" con tres frasecillas como de pasada..., pero ¿qué ocurre con la que fuera pilar fundamental, objeto de aquel proyecto de ley también arrinconado? Yerran gravemente los políticos porque las encuestas señalan a la parentela como el placer favorito de los españoles desde que dejara de ser germen de esclavitud para convertirse en refugio ante los chuzos de punta que caen en la intemperie (desempleo, ausencia de servicios sociales...). El modelo patriarcal se agrietó cuando los hombres empezaron a quedarse en el paro, y aunque quedan vestigios de la ruina ya nunca jamás será lo mismo. Por eso quizá gusta al pueblo solazarse con teleseries sobre las bondades de amables tribus, sustitutas de un estado cada vez menos protector (Desgraciadamente, las páginas de sucesos demuestran que el clan no siempre responde a tan edulcoradas espectativas, cuando se ve que la mayor parte de las agresiones a mujeres y de los malos tratos a los niños se producen en el ámbito doméstico). Pero fijémonos en la cosa pública donde, pese a que lo quieran disimular como veíamos al principio, para hacerse los modernos, abundan los clanes pero que muy estructurados, con esposas ejemplares estilo Roldán, Urralburu o las de los jefes de servicio de Traumatología. La familia les une para compartir (direcciones generales, asesorías, escaños, suministros, coordinaciones y contratas). Se consiguen nutricios padrinazgos (de El Padrino, ya me entienden), siendo nuera del hermano de leche, o suegro del primo cuyo yerno tiene un sobrino concejal conocido, sin ánimo de señalar, del marido de Maruja Sánchez. Además, los buenos parientes no se acaparan, sino que se prestan e intercambian: muchos valen igual para dirigir una productora que para gestionar simultáneamente una empresa pública a la que la anterior suministra o hace la compencia. En ocasiones, ni coincidencia genética se requiere, porque si algunas niñeras son como de casa, pues por qué no van a tener un puesto en la TVV. Son cálidas fraternidades entretejidas más allá de las cadenas del ADN. Por ejemplo, al adosar chalet, pupitre en el colegio o peña festera al pie de la Serra Gelada , se amalgaman duraderas relaciones por más que en política y negocios el concepto amigos para siempre acostumbre a tener un valor muy poco eterno. Desde siempre, y cualquiera que fueran sus apellidos, las familias gobernantes nos han dado ejemplos de cohesión y socorro mutuo. Ahora más que nunca. Porque como dice el olvidado anteproyecto: "La familia se convierte en una fuente permanente de recursos" y "más allá de sus ingresos, situación y necesidades, debe considerarse objeto de protección y apoyo" (La Consellería de Bienestar Social va a repartir dos millones y medio en premios periodísticos sobre La Familia Nos Une, pero dudo que este artículo haya quedado lo suficientemente bonito como para proteger y apoyar a mis cuñados con una merendola).
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