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VUELTA 98

La hora de Abraham Olano

El guipuzcoano, favorito para relevar a Jiménez, y Guidi suma su segundo triunfo

José Miguel Echávarri, director del Banesto, se pasea estos días en la meta dejándose ver. Disfruta de un jersey amarillo que se le resistía desde hacía ocho años. Y no lo quiere soltar. Todo lo contrario. Tiene confianza y lo trasmite a sus pupilos. "Entramos en Mallorca con Jiménez de amarillo y queremos salir de la isla con Olano", advierte. El hecho de que el guipuzcoano pasara las duras rampas del Catí con los mejores, apoya sus esperanzas. Todo hace prever que ha vuelto a la motivación del Tour.La contrarreloj de Alcùdia -39,5 kilometros llanos- apunta a una tertulia entre Olano, Zülle y Jalabert. Es, sin embargo, el corredor del Banesto quien tiene que sacar más punta a la cita. La hora de sacar una buena renta -tiene 24 segundos de desventaja con respecto a Jalabert- y vestirse de amarillo con comodidad. Luego viene el Pirineo, la montaña, el terreno donde el equipo Kelme exprimirá todo su potencial. Y el Banesto lo sabe. No es una cuestión de temor. Pero lo considera como el adversario peligroso.

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El parte de la carrera indica una semana táctica en montaña. Hay que sacar tajada en la contrarreloj de hoy. Un trámite doloroso para los escaladores. Se trata de un itinerario llano, sin dificultades orográficas, donde los obstáculos serán el viento y las largas rectas. Un recorrido muy rápido. Para especialistas en la materia. Una cita para mover desarrollos grandes, para cuerpos grandes y no para pequeños, delgados. Los escaladores -Escartín, Dufaux, Heras, Virenque, Jiménez- se darían por satisfechos con perder sólo un par de minutos.

Mientras, los sprinters siguen sumando victorias. Fabrizio Guidi (Polti) repitió en Palma de Mallorca el triunfo que había conseguido en Granada. No fue un día de recuperación en la víspera de una contrarreloj. Se corrió con una buena marcha, pese al Coll de Sa Batalla y el puerto de Sóller, altos de segunda categoría, en el último tramo de la etapa.

La carrera se activó en el alto de Sóller, con guión a cargo de José Luis Rubiera, del equipo Kelme. Coronó el puerto como líder virtual de la Vuelta en esos momentos. Luego el descenso resultó peligroso al sufrir una caída. Había que arriesgar para el triunfo. El esfuerzo lo pagó a tres kilómetros cuando fue cazado por el grupo, ya con los equipos especialistas en llegadas al mando.

Al final, victoria para Guidi y el Chaba Jiménez exhibiendo su tercer jersey amarillo consecutivo. Lo hizo sin la botella de cava, en memoria del fallecimiento del padre de Miguel y Pruden Induráin.

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