El Palacio de Congresos de Alicante divide a una ciudadanía crítica y poco participativa
Apenas 500 personas, contrariamente a la participación que se esperaba, se lanzaron ayer a la calle para participar en alguna de las dos concentraciones convocadas a favor y en contra de la construcción del futuro Palacio de Congresos de Alicante en la ladera del monte Benacantil recayente a la ampliación de la avenida Alfonso el Sabio, a escasos 10 metros de la muralla que protege el castillo. Los partidarios de las obras reunieron a unos 300 vecinos, mientras la Plataforma cívica Salvem el Benacantil atrajo la atención de otras 200 personas.
La polémica que vive la ciudad de Alicante sobre la ubicación del futuro Palacio de Congresos no parece incentivar a la población a manifestarse abiertamente por la opción de situarlo en la ladera del monte Benacantil, como defienden los vecinos de la barriada de San Antón anexa al paraje, o alejado de ese emblemático enclave coronado por una fortaleza protegida por las leyes por su valor histórico-artístico. Las movilizaciones alcanzaron el rango de esperpento cuando, media hora después de su inicio, ambos grupos se vieron las caras al situarse a escasos 50 metros de distancia, separados, eso sí, por la valla metálica que aisla las obras de la avenida Alfonso el Sabio. Si los unos cantaban proclamas, los otros respondían más fuerte. Si los de arriba aplaudían la intervención de los oradores, los de abajo hacían lo propio, y así hasta acabar con unos vecinos entonando el himno de Alicante con su enfervorecido final de vivas a la ciudad, mientras los contrarios a la ubicación del Palacio de Congresos en el Benacantil ofrecían argumentos medioambientales y culturales para oponerse a las obras. Efectivos de las policías local, nacional y autonómica se desplegaron entre y alrededor de las dos concentraciones para evitar un encontronazo que ninguna de las partes deseaba, y que no se produjo. Ambos grupos se limitaron a corear consignas y a recoger firmas en favor de su causa, mientras los viandantes ocasionales aseguraban no entender nada después de leer las pancartas, aparentemente contradictorias si no se caía en la cuenta de la valla metálica que separaba ambas comitivas. Los vecinos de San Antón, representados por su presidenta María Teresa Navarro, argumentan que anhelan una actuación urbanística de las características de un palacio de congresos por considerarla la única solución posible para sacar al barrio de la marginalidad que padece por la existencia de viviendas precarias y la proliferación de venta de droga al menudeo. "El palacio no deteriorará al monte; ya está bastante deteriorado porque durante 40 años nadie se ha preocupado por él", apuntó Navarro. "Algunos arbustos autóctonos, basura, escombros y jeringuillas es todo lo que existe en este enclave", añadió la dirigente vecinal, "y frente a eso nosotros queremos que se revitalice el barrio para mejorar nuestra calidad de vida, y por eso el verde esperanza es el color de nuestro lazo". Para este barrio, el movimiento ciudadano en contra del palacio de congresos en ese lugar responde a "intereses políticos, y nunca ecológicos o culturales". Consulta popular La plataforma Salvem el Benacantil, por su parte, reivindica la necesidad de celebrar una consulta popular para que sean los ciudadanos quienes decidan si quieren o no esa construcción en la ladera del Benacantil. Dirigentes del PSPV, EU, NE, CC OO y diversas organizaciones ecologistas mantienen la tesis de que la construcción afectará de forma grave lo que debería ser un pulmón verde de la ciudad y un bien de interés cultural, de ahí que ayer blandieran al viento tarjetas rojas "para expulsar la sombra de tamaña aberración". El movimiento ciudadano en contra del proyecto no parece alterar las intenciones del Consell y del equipo de gobierno local, del PP, que en reiteradas ocasiones han ratificado que el Palacio de Congresos se construirá en ese lugar, y han rechazado toda posibilidad de celebrar un referéndum sobre el particular para que los vecinos de Alicante se pronuncien sobre la idoneidad o no de las obras.
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