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Ingresan en prisión los cinco acusados por el plan contra una discográfica

El empresario musical Miquel Degà y otros cuatro detenidos, acusados del intento de asesinato de un ex socio del primero y de planear la muerte de personas competidoras de su discográfica, ingresaron en la cárcel Modelo de Barcelona por orden judicial ayer por la mañana. En su declaración, Degà reconoció haber contratado a tres sicarios mexicanos con la intención de "dar un susto" a su ex socio y ex amigo Ricard Campoy, pero negó que planease asesinarlo.

Degà y Campoy rompieron sus relaciones personales y profesionales en 1997, tras una amistad que se inició casi en la infancia y que les llevó a fundar la empresa discográfica Max Music. Cuando Campoy decidió separarse y fundar Vale Music, otra discográfica competidora, con antiguos empleados de la primera, se rompieron esas relaciones y se cruzaron diversas denuncias en los juzgados. Esa situación provocó, según el abogado defensor de Degà, que su cliente entrase "en un estado de obcecación y excitación preocupante" debido a los continuos enfrentamientos con Campoy, al que acusa de haberle robado 75 millones de pesetas cuando compartían la discográfica Max Music. La defensa explicó ayer que esta situación llevó a Degà a contratar a varios sicarios mexicanos para "dar un susto y amenazar a Campoy". La policía, sin embargo, sostiene que Degà ideó un plan para secuestrar y asesinar a Campoy, al padre y a la hermana de éste, y a dos directivos de la empresa Vale Music, la nueva discográfica. Para ello, Degà encargó a su gerente, el hispano-mexicano Enrique Ferrer, que contratase a los mexicanos y pusiesen en marcha el plan, tal y como ha reconocido ante la policía el propio Ferrer. Sin embargo, los sicarios se equivocaron y confundieron a Campoy con un pinchadiscos, Josep Maria Castells, que fue secuestrado y liberado en Berga el pasado día 3. Ademàs de Degà y Ferrer, las otras tres personas que ingresaron ayer en prisión por orden del juzgado de guardia de Barcelona son Jesús Lozano León, un ex policía de 26 años; Ulises Cuéllar Pacheco, de 22, y Lino Fernández Rosales, de 43. Un cuarto sicario, Juan José Águila Gardeño, volvió a México antes de que la policía desarticulase el grupo y descubriese el supuesto plan.

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