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Un hombre, detenido como sospechoso de la muerte de su mujer

Una mujer de 25 años, María Belén R. G., vecina de Móstoles (196.500 habitantes), murió ayer en su domicilio de la calle del Cerro Prieto "con evidentes signos de violencia", según informó la Jefatura Superior de Policía. Los agentes detuvieron al marido de la víctima, Bernardo M., senegalés de 33 años, como principal sospechoso del fallecimiento. A la espera de conocer el resultado de la autopsia, las pesquisas policiales apuntan a los malos tratos como posible causa de la muerte. El médico que atendió a la mujer, a petición del marido, avisó a la policía.La pareja llevaba pocos meses viviendo en el piso de Cerro Prieto, pero los vecinos del inmueble se habían acostumbrado ya a sus continuas peleas.

El responsable de la organización social y de ayuda al toxicómano Punto Omega del municipio, Juan Ignacio Jiménez, confirmó que María Belén acudió la semana pasada a pedir auxilio "ante las amenazas de muerte y las agresiones que decía recibir de su pareja", resaltó.

"Lo primero que hicimos fue acompañarla a comisaría para que denunciase y después tramitamos su ingreso en la casa de acogida a mujeres maltratadas", recordó Jiménez.

Silencio misterioso

El miércoles, María Belén y sus dos hijos (el mayor tiene dos años) volvieron al domicilio conyugal. Pasadas las once de la noche, un vecino vio a Bernardo recoger la correspondencia y subir hacia su casa, "con aspecto muy tranquilo", indicó.Nadie oyó gritos de la mujer ni el llanto de los niños aquella fatídica noche. Sobre las cuatro de la madrugada, el hombre avisó a un médico. Y éste, al encontrarse con el cuerpo de María Belén, alertó a la policía. De inmediato, los agentes detuvieron al marido, que ofrecerá hoy su versión sobre el suceso. Los vecinos señalaron ayer que la vida de la víctima discurría entre el cuidado de sus pequeños y las visitas a la parroquia del Divino Pastor (en el mismo barrio). De hecho, en ocasiones se pasaban por la sacristía del centro para pedir comida donada por los feligreses.

El matrimonio sobrevivía a duras penas gracias al sueldo del marido, que dispone de permiso de residencia en España. Con todo, en el inmueble de la calle de Cerro Prieto (alquilado), nadie supo ayer precisar la actividad laboral del senegalés.

La familia de María Belén ayudaba a la pareja en lo que podía, según una fuente cercana a la víctima. "No era demasiado, debido a la precariedad económica de estas personas, que forman parte de una familia muy numerosa", apostilló la citada fuente.

La mayoría de los convecinos vertía comentarios críticos al hablar de Bernardo y compasivos para referirse a María Belén: "Siempre se les escuchaba, a ella o a los niños, llorando por las noches. Ella no llevaba una vida tranquila".

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