El presidente del TSJ pide la jubilación anticipada por incapacidad al no recuperarse de su dolencia
Apoyado en una muleta, con gesto firme pero visiblemente emocionado, el presidente del Tribunal Superior de Justicia (TSJ) de la Comunidad Valenciana, Juan José Marí Castelló-Tárrega, de 68 años, se despidió ayer de la judicatura. El próximo martes se cumplirá un año de la enfermedad neurológica que le sobrevino en Madrid durante la inauguración del curso judicial. Desde entonces ha afrontado una larga convalencencia. Al no haberse recuperado plenamente de su enfermedad, Marí Castelló ha acabado aceptando el consejo de sus médicos y familiares y ha pedido al Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) su jubilación anticipada por "incapacidad permanente". Marí Castelló, que en noviembre habría cumplido 40 años en la judicatura y que presidía el TSJ desde 1989, afirmó que con su retirada definitiva quiere poner fin a la situación de provisionalidad que arrastraba el órgano judicial valenciano en los últimos 12 meses. "Los presidentes de las salas de lo contencioso-administrativo y lo civil han tenido que asumir durante este tiempo las tareas de la presidencia, con lo que han estado sobrecargados de trabajo y no me parecía justo que se prolongara más tiempo esta situación", justificó, dando las gracias a estos presidentes de sala por sustituirle. Los miembros de la Sala de Gobierno del TSJ recibieron la noticia "con sorpresa" porque "esperaban el pronto restablecimiento del presidente". De sus 40 años en el mundo judicial destaca la organización y la cobertura informativa ("única en España") del juicio del caso Alcàsser. "Ha sido una experiencia inolvidable", rememoró, "tenía pensado hacer una puesta en común con ustedes [los periodistas] de la cobertura [del juicio] para analizar en qué se acertó y en que se falló porque era la primera vez que se hacía algo así" Sobre su salud, dijo que los médicos han notado una cierta mejoría pero que la evolución de la enfermedad es imprevisible y podría sufrir una nueva recaída, por lo que le han recomendado que mantenga un reposo absoluto. A partir de ahora, la única tarea que piensa realizar es recoger a sus nietos a la puerta del colegio. Como tiene tantos descendientes dice, con humor, que formará "una cuerda de presos".
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