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Tàrrega se entrega a la locura teatral

VIENE DE LA PÁGINA 1 La 18ª Fira de Tàrrega arrancó con el espectáculo Hello, Mister Jo, de la compañía francesa Jo Bithume, con 21 actores, músicos y acróbatas lanzados a crear el universo onírico que explica con potentes imágenes visuales la historia del protagonista. Ayer la ciudad los preparativos para recibir durante el fin de semana a más de 1.000 artistas, más de 100.000 espectadores y a los 567 programadores inscritos hasta la noche del miércoles. La venta de entradas superaba, el miércoles por la noche, la cifra de 6.000, y el cómico Pablo Carbonell, conocido por sus intervenciones televisivas en Caiga quien caiga, fue, con su Monólogo musical, el primero en agotar entradas. Con todo, fue la compañía de calle Douze Balles dans la Peau, con Frères grimaus, la que ofreció, a la una del mediodía, la primera representación de la feria. A esa hora, en el cámping ya proliferan las tiendas de campaña. Un tanque riega el polvo del camino y una adolescente se lanza, como en los anuncios, hacia el chorro de agua para acabar convertida en una estatua de Fidias. Un responsable me informa de que la capacidad máxima ronda las 7.000 personas y de que el gran lleno se vivirá el viernes por la noche. La mayoría de los campistas proceden de Barcelona y Girona, pero son muy numerosos los que llegan de Mataró, Vilassar, Manresa, Terrassa... El improvisado cámping es gratuito. Un chico y una chica están montando una tienda. ¿Está bien el cámping? "Cuando vas a una movida así, tampoco esperas más. Demasiada gente, y los lavabos no matan". Tumbadas a la sombra, tres chicas de 14 años confiesan que han venido porque lo que más les gusta es el teatro y el ska. También es la primera vez que vienen y tampoco se gastarán un duro. Que se diviertan. De regreso al mundo de los profesionales, encuentro en la Llotja -Mercat Europeu de l"Espectacle- a los artistas de El Molino. Acaban de perder al histórico Antonio Vargas y viven momentos de zozobra. "Estamos aquí", me explica Merche Mar, vedette cómica, "para que la gente no se olvide de nosotros. La verdad es que allí adonde vamos tenemos mucho éxito". ¿Qué piensan de la reciente adquisición de El Molino por un comprador ruso? "Estoy encantada de que alguien haga algo con El Molino. Pero no veo rentable hacer grandes espectáculos, porque el espacio escénico es muy pequeño y no hay manera de ampliarlo. ¿Que sea un ruso? Bueno, también se puede equivocar". Un poco más lejos, el puesto de la Coordinadora de Salas Alternativas exhibe todas las producciones que tienen en cartera. ¿Tàrrega vende? La respuesta es rotunda: "Sí". La misma respuesta, matizada, la de Ursula Wahl, responsable del Copec de Berlín y encargada de contactar con todos los programadores del ámbito alemán. "Tàrrega se conoce cada vez más en Alemania, pero lo importante es que los programadores repiten". Por su parte, Frederic Roda, que fue el anterior director de la Fira de Tàrrega, viene ahora como vendedor. "Los espacios concertados funcionan muy bien para promocionar los montajes; pero, claro, quizá yo juegue con ventaja porque aquí conozco a todo el mundo". Por su parte, Las Malqueridas consiguieron el año pasado una veintena de bolos gracias a Tàrrega y vuelven a por más. Pero no todo son alegrías. Al bailarín Andrés Corchero me lo encuentro cabreado como una mona por las dificultades técnicas de la feria. "Compartir espacio ya sabemos que es duro", dice Corchero, "pero lo más duro es estar relegados a un segundo plano, porque donde nos ha tocado actuar parece que todo tenga que hacerse en función de Carles Santos". Eran horas en que la feria aún estaba calentando motores. Jo Bithume dio el tiro de salida a las nueve de la noche, y la carrera prolongaba su primera etapa hasta pasadas las tres de la madrugada con 35 espectáculos. Imposible verlos todos; pero todos, sin excepción, tienen su público.

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