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Reportaje:

Cámping en vez de campus

1.500 estudiantes de ciencias de la información pernoctan frente a su facultad para matricularse

La Facultad de Ciencias de la Información parece más un cámping que un campus universitario. Por la noche, desde que empezó el mes, cientos de estudiantes se amontonan a sus puertas pertrechados con sacos de dormir, esterillas y bastante paciencia. El motivo: conseguir un buen puesto en la lista de matriculación y, así, poder escoger las asignaturas optativas preferidas y los turnos de estudio de mañana o tarde.Las normas de esta facultad establecen que aquellos alumnos que acceden al primer año tienen derecho a escoger, antes que los estudiantes más veteranos, las asignaturas optativas que comparten con alumnos de cursos superiores. Por ello, hasta 1.500 alumnos de segundo, tercero y cuarto año se dan cita todas las noches con la esperanza de poder elegir turno o asignatura. Tal es el caso de Belén Ramo, de segundo curso de periodismo. "He tenido que hacer cola durante 14 horas para poder escoger lo que quiero estudiar este año y, aun así, no las tengo todas conmigo, ya que muchas de las optativas han sido ya cogidas por alumnos de primero". A Cristina García, otra estudiante de periodismo, le ha coincidido el día de cita previa para matricularse con la fecha de un examen. "Esto es un caos", asegura indignada. "He tenido que pagar a un amigo 2.000 pesetas para que durmiera aquí, me guardara sitio y así poder dormir y estar lista para el examen".

"La primera parte de la noche se lleva bien a base de comida, bebida y conversación. La tensión surge con la llegada, a las siete de la mañana, de los alumnos que salen del metro y se agolpan en la entrada para coger sitio", dice Eva Sánchez.

El año pasado se convocaron sentadas en contra del actual sistema de matrículas, "pero no sirvieron de nada", lamenta Cristóbal, alumno de tercer curso de publicidad. "El problema es que los estudiantes están muy poco unidos. Existen asociaciones de alumnos, pero ninguna tan fuerte como para arreglar este asunto".

Los estudiantes aseguran que la única solución posible es no compartir asignaturas opcionales con los alumnos de primero. Los profesores, por su parte, dicen que son ajenos al problema, ya que no depende de ellos resolverlo. Así, Antonio García Martínez, profesor de tecnología de medios audiovisuales, afirma que el arreglo ha de surgir desde la administración, "mediante un sistema de matriculación más racional".

Desde la secretaría de la facultad se advierte que si se ha llegado a esta situación es debido a que los alumnos, en su día, rechazaron matricularse a través de un sistema alfabético por parecerles injusto. "Además", asegura la jefa del secretariado, "la libre elección de asignaturas a la que da opción el nuevo plan de estudios, impide subsanar un problema que se repite anualmente".

La mayor parte de las facultades de la Complutense opta por sortear una letra y establecer el orden de matriculación por el orden alfabético de los apellidos. Sólo en filología se aplica un criterio similar al de ciencias de la información, pero con muchos menos alumnos cada curso, informa Fernando Neira.

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