DESMARQUE.
Tal vez lo que Naína Yeltsin explica en la foto es que no influye en otra cosa que en su colada y en sus pucheros. Es posible que Hillary sonría por la ingenuidad de la matrona, pero Naína trata de eludir con talento cualquier responsabilidad en el caos que alimenta la inutilidad de su cónyuge. Hillary, en cambio, se declara una cómplice de su fiel esposo
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