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Se busca un asesino analfabeto

Sale de prisión Omar Raddad, un extranjero condenado en Francia por asesinato con pruebas muy dudosas

El 23 de junio de 1991, encerrado en el garaje de su mansión de Mougins, la policía descubre el cadáver de Ghislaine Marchal, viuda y millonaria. El cuerpo yace en medio de un gran charco de sangre, bajo un mensaje escrito en la pared con esa misma sangre: "Omar m"a tuer". Para la policía y luego para los jueces, no cabía la menor duda, y ese Omar no podía ser otro que Omar Raddad, el apuesto jardinero de la víctima. Cuatro días más tarde, Omar era encarcelado, y así, entre rejas, ha permanecido hasta ayer.La liberación de Omar Raddad, que ha cumplido 36 años, es fruto de la voluntad del presidente francés, Jacques Chirac. El tribunal le había condenado a 18 años de reclusión en febrero de 1994, pero lo cierto es que entonces el proceso dejó en el aire las respuestas a varias preguntas. Por ejemplo, ¿cuál era el móvil? ¿Dónde estaba el arma asesina? ¿Era creíble que la cultivada madame Marchal, aún agonizante, cometiese una falta de sintaxis y ortografía tan grosera como escribir "tuer" (matar) en lugar de "tuée" (matado, asesinado)? El tribunal tuvo en cuenta la afición de Omar Raddad al juego -se había endeudado por este motivo- y estimó que le habían bastado para matar los apenas 60 minutos del día 23 que el jardinero no pudo justificar donde estaba.

La campaña a favor de Omar Raddad ha sido importante en Francia. Su abogado, Jacques Vergès, ha explotado la vertiente político-social del caso: "Condenar a un inocente porque es extranjero, porque es analfabeto, porque no puede defenderse y para proteger a un poderoso es una vergüenza". Ayer, al salir de la cárcel de Muret, Raddad declaró: "Estoy muy contento por haber recuperado la libertad, pero el combate continúa". En efecto, la gracia presidencial, acordada tras un encuentro entre Chirac y el rey Hassan de Marruecos, no modifica la sentencia, tan sólo reduce cuatro años y ocho meses la pena. Ahora hay que devolverle el honor a Omar; es decir, hay que devolverle el honor a la justicia francesa, matizó Vergès, al tiempo que anunciaba que tuvo tres buenas razones para pedir la revisión del proceso. La primera de las cuales era la opinión de un experto en grafología para quien en un 96,3% es seguro que Ghislaine Marchal no escribió el famoso "Omar m"a tuer".

Las otras dos razones en las que se basa Vergès para cuestionar la validez de la acusación son un hipotético error a la hora de fechar el día del asesinato y la certeza de que uno de los testigos claves del proceso mintió en su declaración. El abogado no quiso explicar con más detalles en qué fundaba sus razones, dejando así que se reavive la polémica del caso, mientras Omar Raddad se incorpora al trabajo que le ha permitido salir en libertad condicional, un puesto como recadero de una sociedad de alimentación marroquí con sucursal en la ciudad de Marsella.

La legislación francesa determina que las sentencias pronunciadas ante la Cour d"Assises (Tribunal de lo Criminal) sólo pueden recurrirse por defecto de forma o, tal y como pretende Vergès, solicitando una revisión del caso. Pero sólo uno de cada 500 recursos por defecto de forma prospera, y las demandas de revisión suelen ser inútiles, porque suelen necesitarse entre siete y diez años para lograr alguna respuesta.

"Para un inocente no es fácil permanecer detrás de los barrotes", dijo Raddad a los periodistas que le esperaban a la puerta de la cárcel y que pudieron comprobar que el jardinero no había aprovechado la reclusión para mejorar su vacilante francés. "Todo esto ha sido una injusticia, no hay justicia; es una desgracia, pero es así", concluyó mientras hacía el signo de la victoria con los dedos.

A lo largo de todos estos años de encierro en prisión, las informaciones contradictorias se han sucedido, incluida una acusación no probada contra otra persona. Además, dos detectives privados han seguido trabajando sobre el caso, y uno de ellos, Bernard Naranjo, contratado por el padre de Omar, aseguró haber encontrado el cuchillo con el que se apuñaló a madame Marchal. "Tras examinar atentamente las cuentas bancarias de la víctima, puedo decir que los asesinos son dos hombres. La mataron por una cuestión de dinero", afirma Naranjo. Ya sólo queda demostrar que son semi-analfabetos.

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