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TURBULENCIAS EN LOS MERCADOS

Luto, infartos y fiesta

El edificio de la Bolsa de Nueva York tiene la peculiaridad de ser todo el año un destino turístico indispensable en esa ciudad. Además, en estos momentos es uno de los puntos en estado de máxima vigilancia tras la intervención militar de EE UU en Sudán y Afganistán.Por si fuera poco, en momentos como éste, que prometen caídas espectaculares, el flujo de curiosos en el distrito financiero se duplica. A los brokers de Wall Street les gusta la publicidad, pero les molesta el ambiente desbordado de paparazzi y turistas morbosos, que era precisamente lo que se respiraba ayer, un día después de la segunda peor caída en puntos de la historia del índice Dow Jones. El lunes, los pocos que hacían declaraciones a la prensa expresaban miedo y estrés. Tres agentes de compraventa del New York Stock Exchange sufrieron infartos y tuvieron que ingresar en urgencias.

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Ayer, el nivel de ansiedad no se medía por el número de empleados fumando en la calle, sino por todo lo contrario: no había nadie inhalando en las esquinas, y era porque la frenética actividad no se lo permitía. Casualmente, el ambiente a las puertas del edificio de la bolsa era de fiesta, con globos de colores incluidos, por la presentación de una nueva empresa queempezaba a cotizar en el mercado bursátil esta semana.

Dentro, en el parqué, las carreras y los gritos eran constantes, mucho más que en cualquier jornada de los últimos meses. La razón: el increíble movimiento de acciones en la mañana de ayer (500 millones en dos horas de actividad) ya se acercaba al récord.

Y es que cuando llega la hora de vender en desbandada, suena también la campana para los que gustan de comprar barato: siempre hay alguien, hasta en los malos momentos, que nada en su elemento.

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