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Reportaje:

El Liceo abre una competición a la vieja usanza entre artistas

Parece un encargo a la antigua, como las famosas lizas renacentistas o barrocas o, más cercanas en el tiempo, decimonónicas. Lo extraño es que se haga entre pintores porque en otras artes, como la arquitectura o la escultura, son más habituales. Cuatro pintores competirán para pintar once rosetones del techo de la nueva, aunque igual que la antigua, sala del Liceo, que se inaugurará en octubre de 1999. Era el único detalle ornamental que faltaba y se ha querido que, en lo posible, fuera algo más que un recurso decorativo. Antes de mediados de noviembre, estos artistas tienen que haber presentado un anteproyecto con las inidicaciones de cómo realizarían el proyecto y una comisión de expertos decidirá después cuál de los cuatro se quedará con el encargo. Aunque, todo hay que decirlo, también cabe la posibilidad, improbable, de que este concurso restringido acabe desierto. Los pintores seleccionados son Frederic Amat (Barcelona, 1952), Ferran García Sevilla (Palma de Mallorca, 1949), Xavier Grau (Barcelona, 1951) y Perejaume (Sant Pol de Mar, 1957). Se trata de artistas de trayectoria consolidada que han desarrollado líneas estilísticas diversas que van desde la abstracción gestual de Grau al cromatismo de Amat pasando por el casi conceptualismo de Perejaume y la pintura sígnica y esquemática de García Sevilla. Sin directrices "No hay directrices de técnica, estilo o tema, aunque si hay un tema parecería interesante que éste estuviera relacionado con las artes, la música o la ópera", comenta Ignasi de Solà-Morales, arquitecto responsable de la reconstrucción del teatro barcelonés y presidente de la comisión de expertos que ha seleccionado a los artistas y que decidirá al ganador. En esta comisión figuran también Victoria Combalía, Daniel Giralt-Miracle, Rosa Queralt y Carles Taché. La comisión ha sido elegida por consenso en la comisión ejecutiva del teatro, en la que están integradas las diferentes instituciones que gestionan el teatro. "Lo que buscábamos cuando elegimos estos artistas era un amplio abanico de posibilidades entre artistas con reconocida experiencia", afirma Solà-Morales. "También miramos que fueran pintores en el sentido convencional del término, aunque desde un punto de vista contemporáneo". El encargo a los cuatro artistas del anteproyecto -para cuya realización cobrarán 1,5 millones de pesetas cada uno- se aprobó ayer en la comisión ejecutiva del Liceo. Tras presentar una anteproyecto consistente en los esbozos de los 11 rosetones -ocho centrales de 3,5 metros de diámetro que rodean a uno central que se utiliza para luces y material escénico, y otros tres laterales de forma elíptica- y el desarrollo a escala mayor de uno de ellos con especificicación de técnica y materiales, la comisión escogerá en noviembre el proyecto preferido, cuyo coste está cifrado en unos 30 millones de pesetas, lo que incluye todos los gastos previos, los honorarios -unos 15 millones de pesetas- y la materialización del encargo. Éste tiene que estar acabado en un plazo de unos nueve meses, poco antes de la inauguración del coliseo lírico. Antes se podrá tener un adelanto porque está previsto que cuando se presenten los anteproyectos haya una exposición pública de los mismos con el objeto de que el público pueda conocerlos y comparar. El Liceo firmará un contrato con cada uno de los artistas en los que estos ceden el derecho de reproducción y exhibición de los bocetos al teatro si bien éste no puede realizarlo sin contar con el artista. La pinturas se realizarán en tierra ya que los rosetones tienen como base una placa de madera que es extraíble. En el anteproyecto - que puede ser abstracto, figurativo, con luces, matérico, minimalista o como se invente cada artista- se valorará a la hora de elegir que las pinturas sean consecuentes con el lugar y que tengan en cuenta la diferente visibilidad que de ellas pueda tenerse desde la platea o los pisos superiores. Ignasi de Solà-Morales señaló ayer que se habían barajado diversas posibilidades. Una era la de reproducir, mediante copista, las antiguas pinturas de la sala realizadas por Antonio Caba en el siglo pasado. "Pensamos que las reproducciones debían tener un límite", afirmó el arquitecto. "Una cosa es reproducir molduras, que tienen un carácter más artesanal, y otra cosa pinturas. En mi opinión, el ejemplo del teatro de Dresde, en el que se reprodujo minuciosamente todo, es negativo. Se puede caer fácilmente en el kitsh, aunque pueda haber gente que crea que ya hemos caído. La reproducción ornamental es algo habitual y no me parece tan grave como en el caso de la pintura". Otra opción, inicial, era que se encargara del proyecto Miquel Barceló. "Sólo tuve una conversación con él de 45 minutos hace tiempo en la que le expliqué mi propuesta", dice Solà-Morales. "Después, él no contestó a ninguna de las muchas cartas que le envié y en ningún momento se llegó a hablar de dinero o de modificaciones o posibilidades de ningún proyecto concreto. Puede decirse que hubo por su parte "silencio administrativo". Personalmente no me contestó, aunque después, en la prensa, dijo que el proyecto no le interesaba". No hubo, señaló, ningún otro tanteo con otros artistas hasta que se decidió formar la comisión y convocar este concurso. "El sistema de concurso parece más respetuoso para los propios artistas porque así no se juzga a priori a partir de un nombre sino que se hace en base a un proyecto", afirma Solà-Morales. "Tampoco queríamos hacer un superconcurso porque habría sido un auténtico guirigay. Lo cierto es que no tuvimos demasiados problemas en ponernos de acuerdo con estos nombres. En cualquier caso, lo que está claro es que es un reto nada fácil y ni siquiera nosotros tenemos demasiado claro qué es lo que puede resultar más adecuado, por eso hemos pedido la ayuda de estos artistas". Encargo difícil Para estos cuatro artistas, el encargo es un reto que parece no amilanarles. "Es difícil y tentador al mismo tiempo", afirma Frederic Amat. "Es un proyecto arriesgado porque se enfrentan el arte contemporáneo con una arquitectura complicada. A pesar del riesgo, he aceptado el proyecto porque me parece un privilegio". En su opinión, la selección de artistas "es espléndida por lo diversa e interesante". García Sevilla afirmaba ayer desconocer todavía el encargo de forma oficial, aunque le parecía "una propuesta interesante". "El Liceo lo he visitado sólo dos o tres veces de estudiante y la verdad es que me gustaría que fuera más variado musicalmente. De todas formas, supongo que los que me han seleccionado saben que no soy un artista esteticista que hace cosas bonitas para hacer cosas bonitas.Ya veremos, supongo que si la idea es fantástica puede ser interesante el realizarla". En principio, ninguno de estos cuatro artistas realizan una pintura decorativa, por lo que la intervención que realicen en el teatro es posible que presente un contraste importante con el resto de la sala. La competición entre ellos, por lo inusual, será también un acicate para que el resultado sea, cuando menos, interesante.

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