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Avergonzado de ser inglés

El vicecónsul británico en Ibiza dimite harto de proteger a unos "unos degenerados que arrastran a todos al barrizal"

Basta ya de sol, alcohol, drogas y de los miles de degenerados británicos que montan la bronca en las discotecas, piscinas y playas de Ibiza. Harto de recoger la basura veraniega de sus compatriotas, el vicecónsul británico en Ibiza, Michael Birkett, abandona su puesto hoy mismo. "Siempre me he sentido orgulloso de ser británico, pero estos degenerados nos arrastran a todos al barrizal", explica en justificación de su sorprendente dimisión.La mitad del millón y medio de turistas que han llegado a Ibiza este año son ingleses, informa Andreu Manresa. Viajan atraídos por el sol, la playa y la buena música. La isla es hoy el centro mundial del sonido electrónico y, principalmente, de la música dance. Han quedado atrás los años en que llegaban oleadas de hooligans desde los barrios populares de las ciudades industriales británicas en crisis.

"La vida nocturna ibicenca es famosa. Y la isla atrae una extraña combinación de hippies, homosexuales, víctimas de la moda, nudistas, amantes de las discotecas y turistas en masa. Ciertamente confluye aquí el más raro mestizaje de tribus urbanas en todo el mundo", señala la guía de la colección británica Lonely Planet.

Pero el vicecónsul británico, de 51 años, fue testigo de demasiados destrozos durante los 18 meses que ha durado su estancia en Ibiza. "Los jóvenes están descontrolados.

Me molestó tanto su comportamiento degradante y el mal nombre que está adquiriendo el Reino Unido en Europa que supe que había llegado la hora de partir", explica en el dominical The Mail on Sunday.

Entre sus funciones, Birkett debía atender denuncias por sobredosis de drogas o alcohol, detenciones por mal comportamiento o delitos mayores, intentos de suicidio y los numerosos accidentes de tráfico que causan sus compatriotas. "Es la culminación de gestionar los trámites de unas 50 muertes de británicos al año y de tener que limpiar tras los accidentes y las sobredosis", concretó un colega del vicecónsul al rotativo británico.

El vicecónsul no es diplomático de carrera y, antes de ocupar su puesto en Ibiza, trabajó en la Embajada británica en Madrid. En los últimos quince días, sus amigos le animaron sin éxito a que reconsiderara su decisión. La gota que finalmente inclinó la balanza a su favor parece ser un reportaje del Diario de Ibiza en el que se califica a los ingleses de "animales".

Con su dimisión, Birkett dice a grandes voces lo que la mayoría de los españoles saben desde hace tiempo: los ingleses no saben beber. Al salir de vacaciones al extranjero se les abre la veda etílica controlada en casa por un Estado paternalista que impone, por cuestiones fiscales pero sobre todo de ética, la franja de horarios en que se permite vender alcohol. Libres del tradicional toque de campanilla, 10 minutos antes de las once de la noche, hora del cierre de los pubs, los ingleses se creen en un paraíso en lugares como España, donde la cerveza y el vino son asequibles hasta la madrugada.

La locutora de la BBC Lisa I"Anson experimentó en su propia piel las consecuencias de los excesos de la noche ibicenca. I"Anson viajó con el equipo de Radio One, la emisora juvenil del consorcio público, que este agosto organizó un fin de semana de programas en directo desde Ibiza. Llegada la hora de emisión, la joven locutora estaba en paradero desconocido recuperándose posiblemente de una noche loca. "No sufrió ningún accidente, probablemente estuvo bailando toda la noche y no se vio en condiciones de atender sus funciones laborales", confirmó ayer un portavoz de la emisora británica. La BBC castigó su desaparición con una severa amonestación, además de exigirle que se disculpara ante sus compañeros y su audiencia.

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