Natalidad
Acabo de leer la información publicada el 25 de agosto sobre las bajas tasas de natalidad de nuestro país y quiero contarle mi caso, que creo es el general en este país. Tengo 33 años y acabo de tener a mi primer hijo hace cuatro meses, ya que por cuestiones como poder tener un trabajo estable, así como una casa medianamente pagada es muy difícil hacerlo antes de los 30 años, como todo el mundo sabe muy bien. Mi problema empieza en que tengo un embarazo problemático y tengo que guardar reposo durante cinco meses; junto con la baja por maternidad, yo falto de mi trabajo alrededor de unos ocho meses. Cuando me voy a incorporar solicito reducción de jornada, según me lo permite la ley, para poder atender a mi hijo, y la empresa me concede, según ella, dicha reducción, dejándome un horario laboral de cuatro a ocho de la tarde; considerando que mi jornada laboral era de nueve de la mañana a seis de la tarde, lo que están haciendo es alargar el horario de trabajo por la tarde, que es cuando todo el mundo sabe que no hay dónde dejar a nuestros hijos, ya que los colegios acaban a las cinco de la tarde, y las guarderías, a las siete.Como yo no estoy de acuerdo, les comento que lo que me ofrecen es una modificación de horario, no reducción de jornada, y me responden que ya lo saben, pero que después de tanto tiempo de baja, la persona que está en mi puesto no va a salir perjudicada porque yo quiera volver. Con estos razonamientos, sólo tengo dos salidas: seguir con mi jornada laboral completa y, por lo tanto, tener que dejar a mi hijo en una guardería desde las ocho de la mañana hasta las siete de la tarde, con el consiguiente desembolso de 100.000 pesetas mensuales, que no me puedo permitir, o llevar a mi empresa a Magistratura y encontrarme de patitas en la calle, lo cual tampoco me puedo permitir, ya que necesitamos mi sueldo para educar a mi hijo en unas condiciones dignas.
Por lo que la única solución es callar, levantar a mi hijo todos los días a las seis de la mañana, cruzarnos Madrid y dejárselo al cuidado de los abuelos, lo cual me parece vergonzoso, ya que nuestros padres hipotecaron su vida por educar unos hijos y ahora, jubilados, en vez de disfrutar de la vida, están otra vez hipotecando los pocos años de disfrute que tienen en educar unos nietos. Por lo tanto, en estas condiciones, ¿cree usted que yo podré tener otro hijo y colaborar en que suba la tasa de natalidad en nuestro país? Yo creo que no, y que como yo están el 99% de las mujeres trabajadoras de este país.-
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