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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Discapacidad y medios de comunicación

Si hace diez años alguien me hubiera dicho que en la prensa diaria habría una sección semanal -Salud, en EL PAÍS- en la que se hablaría de discapacidades, además de otras informaciones relacionadas con temas referentes a los minusválidos, e incluso de una manera periódica, alguna carta al director hablando sobre los mismos asuntos, no le habría creído. Pero es cierto. De unos años a esta parte, por lo menos la prensa le va haciendo un hueco a algo tan amplio, complejo y desconocido como la discapacidad. Colesterol, anorexia, paraplejia, epilepsia, osteoporosis, ceguera, Alzheimer, sordera o diabetes son palabras que podemos leer en cualquier periódico de este país de forma cotidiana. Pero esto es claramente insuficiente teniendo en cuenta que casi todosPasa a la página siguiente

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tenemos alguna discapacidad, o alguien cercano que la padece. En este sentido, tanto científica como tecnológicamente, los avances que vivimos en la actualidad son espectaculares y no tiene su correspondencia informativa en los medios de comunicación. Y no sólo es en este terreno. En el mes de julio tuvo lugar el I Campeonato Mundial de Deportes para Ciegos en Madrid; hace unos meses, las Paralimpiadas de Invierno de Nagano, o, en 1996, las Paralimpiadas de Atlanta, y en la prensa tuvo más repercusión un accidente pirotécnico acaecido en uno de estos eventos que los resultados deportivos; si tenemos en cuenta que somos una de las potencias mundiales en deportes para discapacitados, esto suena a despropósito.

Y la prensa es la que más espacio dedica a este colectivo con diferencia. La radio y la televisión no deben considerar comercial hablar de minusválidos. Salvo un par de programas en las cadenas de radio convencionales y algún que otro programa en alguna radio o televisión local, el panorama es desolador. Y el problema es que el discapacitado necesita que los medios de comunicación hablen de él. Como todo colectivo con graves problemas de marginalidad, necesita que el ciudadano de a pie conozca sus circunstancias, sus injusticias o sus discriminaciones para poder comprenderlo mejor. No para provocar morbo, caridad o sensiblería, sino solidaridad, comprensión y justicia. -

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