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EMILIO CANO » EMPRESARIO "El enfrentamiento entre ciudades me parece absurdo"

Para ser un empresario feliz hay que llevarlo en la sangre. Emilio Cano, socio mayoritario de la empresa ilicitana Aymac y flamante presidente del consejo Económico de la Universidad Miguel Hernández de Elche, se ha dedicado desde siempre y con bastante éxito a la exportación de maquinaria industrial especial para coser calzado. Con el paso de los años, su ocupación hace tiempo que se convirtió en pasión, hasta tal punto que posee una de las colecciones de máquinas de coser más importantes del mundo, compuesta por 200 ejemplares antiguos con los que ha organizado curiosas e interesantes exposiciones. Emilio Cano mantiene un aura de persona honrada y cabal, que sin duda le viene del respeto que suscita en la gente los políticos que no cambian el color de su chaqueta según soplan los vientos. Cabeza de lista en las elecciones municipales por el CDS en 1987, partido en el que militó hasta 1995, las ofertas tentadoras que ha recibido para integrarse en otras agrupaciones locales a la izquierda o a la derecha no han hecho mella en sus convicciones de persona de centro. Pregunta. ¿Por qué se le denomina sólo Consejo Económico y no Económico y Social, como en el resto de Universidades? Respuesta. El Consejo Económico no es también social porque nos hemos marcado un plazo de cinco años para desarrollarlo, con lo que en ese tiempo igualaremos la denominación a la de otras universidades. Esta es una etapa provisional, puesto que se trata de una universidad de nueva creación. En ese periodo de tiempo nos adaptaremos a la ley de consejos sociales de la Comunidad Valenciana de 1986, que se ha quedado un tanto obsoleta porque las circunstancias sociales han cambiado. P. ¿Cuáles son las funciones del presidente del Consejo? R. Coordinar, que no es poco, continuar la labor de acercamiento de la Universidad a la sociedad, cumplir con los actos de protocolo. Además ha de redactar el reglamento de régimen interno y la concesión de las becas que otorga el Ministerio, en función del nivel de estudios, o determinar aspectos tales como el tiempo que los estudiantes pueden pasar en la Universidad. P. ¿El hecho de tener cuatro campus resulta incómodo? R. Con los medios de comunicación y transportes que tenemos hoy, la incomodidad es mínima. Hasta hace poco Orihuela dependía de otra universidad, mucho más lejana que Elche, y no pasaba nada. Alcoy depende de la Politécnica de Valencia, y no hay problema. Parece que sólo la Miguel Hernández plantea problemas de coordinación al tener cuatro campus dispersos entre Altea, Elche, San Juan y Orihuela. P. ¿Pero usted hubiera preferido un solo campus en Elche o cree que es más saludable la dispersión? R. Mira, precisamente acabo de visitar una universidad inglesa con la que mantengo una relación constante, la Brunel University de Londres, que tienen cuatro campus y curiosamente coinciden en muchas de sus titulaciones con la de Elche. Al norte de Londres, en la localidad de Uxbridge, está la sede central, y el resto de facultades se encuentran más dispersas que en la nuestra. Yo creo que es un argumento más de la propaganda negativa que se ha hecho contraria a la creación de esta institución, pero en realidad esto no comporta ninguna dificultad. P. El hecho de poner en marcha una Universidad tan polémica desde sus inicios no ha debido ser nada reconfortante. R. Pues te aseguro que ha sido muy reconfortante. La verdad es que cuando uno se dedica a trabajar duro en un proyecto de esta magnitud, no tiene tiempo para dedicar esfuerzos a otra cosa que no sea cumplir con los objetivos que se ha propuesto. ¿Polémica? Todo es discutible y cuestionable. Yo sólo puedo decirte que hay que crear reglamentos, construir edificios, comprar equipamientos, convocar plazas para cubrir puestos de profesorado... Nosotros vamos a seguir trabajando intensamente para sacar adelante el programa que nos hemos marcado, demostrando que se puede actuar con acierto cuando hay consenso entre el equipo y una ilusión común. P. ¿Quién manda en una Universidad, el político que la financia o el académico que la dirige? R. La Universidad disfruta de una libertad y una autonomía considerables. Indudablemente, todo es política, desde la decisión de construir un aeropuerto o unas líneas ferroviarias, hasta la simple prohibición de acceso del tráfico a una calle. Lógicamente, también hay unas limitaciones impuestas por la capacidad presupuestaria en cada momento. Pero vamos, la dirección de una Universidad corresponde a los rectores y a la junta de gobierno, que son los organismo que la administran y desarrollan. P. Sin embargo, la creación de la Universidad de Elche tuvo que pasar, por voluntad política expresa, por encima de los intereses de la Universidad de Alicante, con la polémica segregación de la Facultad de Medicina. R. Si el político lo hace es porque puede, eso es indudable. Las causas habría que preguntárselas a ellos, y no sólo en este caso, sino en muchos otros. A nosotros nos compete simplemente poner en marcha y desarrollar el proyecto que nos han encomendado, administrando de la mejor manera posible los recursos de que disponemos. P. ¿Cómo están invirtiéndose los 12.150 millones de presupuesto? R. Ahora la prioridad es la construcción de nuevos edificios, el equipamiento y todas las infraestructuras que necesita una universidad que se crea. Este presupuesto de inversiones se contempla hasta el 2001, pero no se repartirá equitativamente una cantidad cada año, sino que irá disminuyendo conforme a las necesidades. Por ejemplo, los esfuerzos iniciales irán encaminados a tener listos para este comienzo de curso alguno de los edificios, para final de año el cambio en el paisaje universitario va a ser radical. P. ¿Qué nuevos espacios disfrutarán los estudiantes a principios de curso y cuáles serán los cambios a los que alude? R. La primera mitad de octubre estará terminado, o al menos disponible a la mitad, uno de los edificios más singulares de la provincia de Alicante, que alojará a los alumnos de Ciencias Experimentales, los nuevos que entren este año y los que cursen segundo. Se trata de un edificio señero, con 170 metros de fachada, salas de conferencias y servicio de biblioteca. Tendremos también los cuatro edificios de departamento, el bloque de servicios desde donde se controlarán todas las infraestructuras del "campus" de Elche, y parte de la urbanización. Si a esto añadimos el nuevo Pont del Bimil·lenari y la circunvalación norte que enlazará con la carretera hasta Alicante y el polígono de Pimesa, en menos de un año habremos cumplido con creces nuestros objetivos. La zona cambiará radicalmente. Ya está gestándose el segundo plan de financiación, que saldrá a la luz cuando las autoridades lo crean conveniente, y esperamos que se adecue a las necesidades y prioridades de la Universidad. P. ¿Cree usted que llegará el día en que el rector de la Universidad de Elche, Jesús Rodríguez Marín, y el de la Universidad de Alicante, Andrés Pedreño, se den la mano? R. Yo no veo ninguna dificultad insalvable. Pero cada cosa a su tiempo. Estoy absolutamente seguro de que en un plazo, sería de desear que lo más corto posible, habrá un entendimiento total. Es ridículo que tengamos contactos académicos con Chile o Londres, y que dos universidades que distan 20 kilómetros se den la espalda. Dentro de muy poco estoy seguro de que podrán establecerse convenios puntuales de colaboración entre las dos instituciones, y aunque ahora las relaciones no son fluidas, tampoco es que exista una barrera infranqueable. P. Mucha gente temió que escindiera más aún a las ciudades de Elche y Alicante, que ya arrastran hace tiempo cierta rivalidad. R. Desde mi punto de vista cívico, como ciudadano normal no veo por qué hay que tirarse los trastos a la cabeza. Las dos poblaciones forman sociedades complementarias hasta cierto punto, y si hay rivalidad en otros campos, trasladarla a la creación de la Universidad no me parece sensato. El enfrentamiento entre ciudades me parece absurdo y fuera de toda lógica. Lo que tiene que importarle al ciudadano, como contribuyente, es que los recursos que se obtienen de su esfuerzo se inviertan de una manera racional. Tengo que decirte, además, que las relaciones a nivel personal con la Universidad de Alicante son excelentes, exquisitas, diría yo. Pero estamos es un estado de derecho y es legítimo que cada cual defienda sus intereses. Si una persona considera que ha habido una actuación inadecuada por parte de la clase política, está en su perfecto derecho de protestar y de intentar aclararlo. De cualquier modo, la decisión política que se tomó en su día no debe utilizarse para separar dos universidades vecinas, ni por supuesto enemistar a Elche y Alicante. LA TERRAZACRISTINA TORRES

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