Una bomba causa 17 heridos en Tel Aviv y reaviva el temor a una espiral de violencia
La explosión de una bomba en el centro de Tel Aviv causó ayer heridas a 17 personas, entre ellas un bebé de pocos meses y un niño de cuatro años, y daños materiales en diversos comercios y coches. Este atentado, el más grave registrado en Israel desde hace cerca de un año y que no fue inmediatamente reivindicado, se produce una semana después del ataque de Estados Unidos contra los supuestos objetivos terroristas islámicos de Jartum y Kabul, que originó una oleada de amenazas de los grupos musulmanes radicales contra los intereses de EEUU y sus aliados.
La bomba, que estaba escondida en el interior de un cubo de basura situado en las confluencias de las calles de Allenby y Rothschild, en el centro comercial de Tel Aviv, estalló poco después de las 8.30, cuando los primeros comercios estaban abriendo sus puertas y los vehículos de transporte público, llenos de viajeros, trasladaban los empleados a sus puestos de trabajo.La bomba, de medio kilo de peso, alcanzó de lleno a un taxi en el que viajaba una mujer a la que la onda expansiva le arrancó una pierna de cuajo. Los efectos de la deflagración causaron también heridas a al menos otras 16 personas que transitaban por los alrededores, que fueron trasladadas urgentemente a un hospital cercano.
Decenas de coches de bomberos, Protección Civil y ambulancias de la Estrella Roja de David acudieron al lugar de la explosión, mientras la policía cercaba las calles e iniciaba un minucioso peinado de la zona para localizar a los autores del atentado y otras posibles bombas.
El atentado no había sido reivindicado anoche por ningún grupo antijudío, a pesar de lo cual el primer ministro israelí,Benjamín Netanyahu, no dudó, pocos minutos después de la explosión, en culpar genéricamente a los palestinos del ataque terrorista, y conminó al presidente de la Autoridad Palestina, Yasir Arafat, a adoptar medidas más duras y severas contra los activistas islámicos.
"Este atentado constituye un nuevo ejemplo de que el terrorismo puede golpear también a Tel Aviv o cualquier otro lugar, y por ello debemos combatirlo sin cuartel", añadió Netanyahu, quien aseguró que en medio de la violencia era imposible aceptar una retirada militar israelí de las zonas palestinas ocupadas de Cisjordania.
El movimiento islámico Hamás negó ayer toda relación con el atentado de Tel Aviv. En Gaza, su jefe político-religioso, Ahmed Yasin, aprovechó la ocasión para echar más leña al fuego al recordar "la ocupación israelí de Palestina" y la "matanza de civiles en Sudán".
El atentado coincidió ayer con la difusión de un informe que advierte de que grupos clandestinos de la extrema derecha judía estarían preparando acciones armadas en todo el país, en un intento de provocar una espiral de violencia e impedir que el Gobierno acepte un repliegue de los territorios ocupados en Palestina. Entre las acciones planeadas por estos grupos figura el asesinato del ministro de Defensa, Isaac Mordejai, líder del sector liberal del Gobierno y firme defensor del proceso de paz con los palestinos.
El Gabinete israelí anunciaba también ayer la decisión de construir un asentamiento judío en Ras el Amud, en pleno centro de un barrio árabe de Jerusalén, en terrenos comprados por un multimillonario norteamericano judío y cuya ocupación por parte de grupos ortodoxos religiosos provocó continuos incidentes durante el pasado invierno. La decisión anunciada ayer por Netanyahu con respecto a este asentamiento, sin embargo, no es suficiente para empezar la construcción de estas 132 nuevas viviendas, ya que su inicio depende de un informe técnico del Ayuntamiento de Jerusalén.
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