Unió sostiene que CiU debe entrar en el Gobierno tanto si gana el PP como el PSOE

Los democristianos catalanes creen que está llegando la hora de que Convergència i Unió (CiU) sea también una fuerza de gobierno en España, además de serlo en Cataluña. Argumentan para ello que el modelo de colaboración externa con el Gobierno, aplicado por CiU tanto con el PSOE como el PP, "está agotado" y en la próxima legislatura deberían entrar en el Gobierno. A dar este paso les impulsa también el temor a que la coalición nacionalista pierda, o vea seriamente reducida, su condición de interlocutora de los sectores empresariales ante el Ejecutivo si el Partido Popular (PP), de la mano del ministro Josep Piqué, se consolida también en Cataluña como fuerza de gobierno.

La conveniencia de entrar en el Ejecutivo central tras las próximas elecciones, previstas para el año 2000, ha sido defendida por el diputado Josep Sánchez Llibre, uno de los más directos colaboradores de Josep Antoni Duran Lleida, líder de Unió. Pero también por Jordi Casas, el portavoz adjunto de CiU en el Parlamento catalán y por el secretario general de Unió, Ignasi Farreres, que es también consejero de Trabajo en el Gobierno de Jordi Pujol. Los portavoces de Unió aseguran que esta idea tiene cada día más adeptos también entre sus socios de coalición: Convergència Democràtica de Catalunya (CDC), el partido de Pujol, que estaría también, según ellos, en posiciones menos cerradas que las que adoptó sobre esta cuestión en 1993 y 1993, cuando Felipe González y José María Aznar, respectivamente, ofrecieron a CiU entrar en el Gobierno. Los dirigentes de CDC que se han pronunciado sobre esta cuestión esquivaron el fondo de la propuestas y derivaron hacia la oportunidad temporal. El diputado convergente Ignasi Guardans manifestó ayer que CiU podría entrar algún día en el Gobierno, "pero no ahora". E hizo suyo el planteamiento expresado la víspera y ratificado ayer por Joaquim Molins, presidente del grupo parlamentario de CiU en el Congreso, quien afirmó que "no es el momento de plantear esta cuestión" porque "no se dan las condiciones necesarias para revisar este criterio"Pero en en el seno de CiU es sobradamente conocido que Molins fue en 1993 un ardiente defensor, junto a Miquel Roca, de la entrada de los nacionalistas catalanes en el Gobierno del PSOE. Pujol, con el apoyo de Unió, se opuso en aquel momento.

Pero Unió ha cambiado ahora de criterio. Según Sánchez Llibre, con el actual modelo de apoyo parlamentario al Gobierno, CiU se ve obligada a votar siempre junto al PP, pero la complejidad de la vida política y parlamentaria provoca que en muchas ocasiones deba hacerlo sin negociar los asuntos y, a veces, desconociéndolos. Lo que sucede es, ejemplifica, que CiU "está en la Junta de Accionistas, pero no en el Consejo de Administración, que es donde se toman las decisiones". El propio Sánchez Llibre explicó ayer que uno de los asuntos de los que CiU no quiere quedar al margen es la renovación del Tribunal Constitucional. La coalición nacionalista ha planteado ya al Gobierno su deseo de dar su aprobación a por lo menos uno de los cuatro nuevos miembros del alto tribunal. Esta renovación esta pendiente desde el mes de febrero y es uno de los asuntos a tratar obligatoriamente entre el PP y el PSOE porque la designación debe hacerse por una mayoría parlamentaria de tres quintos. CiU aplaude la voluntad de Aznar de abrir el diálogo con el PSOE sobre esta cuestión, pero Sánchez Llibre recuerda que "por su peso en la gobernabilidad" CiU aspira a no quedar al margen y "tener la posibilidad de aportar algún nombre que sea aceptado por los dos partidos". De los miembros del Constitucional que han de ser sustituidos, tres (Alvaro Rodríguez Bereijo,Vicente Gimeno Sendra y Fernando García-Mon) fueron propuestos por el PSOE, y uno, José Gabaldón López, por el PP.