"El mayor flagelo es que el arte se convierta en un deber monótono"
"Estimado amigo", escribe Max Jacob a Josep de Togores el 23 de agosto de 1923. "Querido, tu carta es sublime, desgarradora. Expresas en una lengua que sale de tu corazón sangrante las angustias de un artista muy grande. Cuando uno está acostumbrado a todo tipo de tonterías, como las novelas de los camaradas cuando intentan hablar de ellos mismo o la vaguedad de los más inteligentes, es un placer leer palabras tan sencillas y puras". "¡No te desanimes, estimado amigo de mi corazón! Piensa que eres muy joven y que ya tienes un talento casi único entre todos los pintores y absolutamente único entre los jóvenes. He oído a los demás hablar de ti; te puedo asegurar que te tienen en gran consideración y que, incluso cuando la envidia está afilada, no osa golpearte, porque sabe muy bien que no puede dañarte. Si estás asqueado de ti mismo, cambia de aires, vete al campo, cambia de cuadros, haz paisajes -¿qué sé yo?-, estudia composiciones grandes, haz aguafuertes, escultura, diviértete. Un artista no puede aburrirse. El mayor flagelo es que el arte se convierta en deber monótono. Sólo se tiene que pintar lo que divierta y buscar lo que te divierte. No te aburras del amor, es la razón que nos hace producir. Cuando ya no se ama, se trabaja fríamente: el inmenso amor que yo conozco muy bien, porque me ocupa entero, es nuestra vida y es lo que le gusta a Dios de nosotros. Deja que los imbéciles nieguen el amor, el amor es la única vida del arte. Crees que el amor te pierde, cuando es el amor el que anima tus hermosos ojos. No tengas miedo de mirar fríamente, porque el amor puede dormitar en tu interior pero no digas nada malo del amor. Un día vi a Picasso en cólera porque alguien negaba la emoción ante él. "¡Es lo único que cuenta!", dijo. Cultiva la emoción en tu interior, repártela entre los pobres de la calle y por todo lo que te rodea. ¡Sé bondadoso!.... Y si te ven que lo eres, mucho mejor...".
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