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Heridas dos camareras del Centro de Refugiados de Mislata al pelearse 20 internos de la antigua URSS

El comedor del Centro de Refugiados de Mislata (L"Horta Sud) se convirtió anoche en un campo de batalla. Una veintena de internos, procedentes de tres repúblicas ex soviéticas (Georgia, Azerbayán y Armenia) se enzarzaron sobre las 20.40 horas en una violenta pelea armados con cuchillos, según los trabajadores del centro. Dos camareras, Teresa S. y Vicenta I., que estaban en el comedor, se vieron inmersas en la trifulca y resultaron heridas. La rápida intervención de una docena de agentes de la Policía Local y el Cuerpo Nacional de Policía permitió sofocar la revuelta sobre las nueve y veinte de la noche. "Los policías locales se vieron desbordados y tuvieron que avisar a los nacionales", añade una trabajadora. En los partes de los empleados se detalla que el guardia jurado se vio acorralado por los internos, que intentaron quitarle la porra y golpearon a un refugiado que trató de ayudarle. "Se ha armado una bronca de padre y muy señor mío, con navajas, puñetazos...", detalla una de las camareras heridas en su informe. Los partes médicos, según los empleados, reflejan que Vicenta I. sufre una contusión lumbar, un golpe en la rodilla derecha y tiene un brazo vendado y un dedo inmovilizado. Mientras que Teresa S. lleva un brazo en cabestrillo y tiene una muñeca lastimada. Los trabajadores añaden que la policía no pudo detener a nadie porque los georgianos, armenios y azerbayanos implicados "se protegieron entre ellos y se encerraron en sus habitaciones". La representante sindical de UGT denuncia que el director del centro, que depende del Gobierno, Felipe Perales Biosca, se ha desentendido del altercado y ha tratado de "quitarle hierro". "Estuvo ilocalizable hasta que telefoneó ayer sobre las once de la mañana, y sólo se presentó en el centro a eso de la una de la tarde", critican, y le acusan de ordenar que las pancartas de protesta de los 30 trabajadores del centro ("Dos trabajadoras heridas", "Queremos soluciones ya") fueran arrojadas a la basura. Este periódico no pudo contactar ayer con el director. Según UGT, el centro está saturado y en muchas ocasiones , "como ayer por la tarde", sólo hay tres empleados ante unos 110 internos. UGT dice que las agresiones son habituales. El jefe de cocina denunció que la pasada Nochevieja un interno tunecino le propinó una paliza que le causó heridas en la cabeza y una mano.

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