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Miguel Sanz propone al CDN un acuerdo político para lo que queda de legislatura

Unión del Pueblo Navarro (UPN-PP) ha decidido intentar salvar el final de su complicada legislatura política de la mano del partido que preside y dirige el ex presidente Juan Cruz Alli, Convergencia de Demócratas de Navarra (CDN). Roto por el nuevo secretario general de los socialistas navarros, Juan José Lizarbe, el pacto que le permitió sacar adelante los presupuestos, el presidente Sanz ha tenido que recurrir a la fuerza que se escindió de su partido para tratar de armar una mayoría parlamentaria que arrope a su Gobierno.

A pesar de las diferencias políticas y de las dificultades de entendimiento personal que subsisten entre la dirección de UPN y Alli - y especialmente entre Miguel Sanz y quien fue su correligionario y jefe de Gobierno en la legislatura 1991-1995-, el presidente del Ejecutivo foral ha pedido a Alli una entrevista personal para intentar llegar a acuerdos al menos en los dos temas estrella del último año de legislatura regionalista en Navarra: los presupuestos para 1998 y la pretendida reforma fiscal propuesta por UPN, que presupone la mayor reducción de tipos en el IRPF de toda España. De momento, CDN se ha limitado a confirmar que la llamada de Miguel Sanz a su líder se ha producido, aunque no han aclarado cuál ha sido la respuesta del ex presidente navarro. Fuentes próximas al Gobierno Foral han dejado traslucir, no obstante, un cierto escepticismo sobre el resultado de la apuesta de Sanz. Recordaron en este sentido la dificultad de que CDN apuntale las políticas de un partido con el que va a competir electoralmente, UPN, y menos aún para salvar la recta final del Gobierno regionalista antes unos comicios forales de junio de 1999 en los que las encuestas auguran al partido de Alli una reducción de votos. Miembros del Ejecutivo de Sanz apuestan por una prórroga en los presupuestos de 1998 y dudan de que las líneas maestras de la reforma fiscal que elabora el consejero de Economía José María Aracama puedan salir adelante. Y es que al rechazo frontal al proyecto ya anunciado por socialistas, IU-EB, HB y EA se suman los condicionantes que pone el CDN: que no reduzca recaudación , que no haya aumento de los impuestos directos y que la reducción fiscal se centre sobre todo en las rentas de trabajo . Debilidad parlamentaria Sanz ha optado por negociar con CDN tras comprobar que la nueva dirección de los socialistas navarros, liderada por su secretario general y candidato a presidente, Juan José Lizarbe, ha mantenido su decisión de romper totalmente con la derecha, materializada la pasada primavera. Esta postura impedirá la repetición de los acuerdos que en los dos últimos años permitieron a UPN-PP aprobar los presupuestos de Navarra con el apoyo de los socialistas. UPN cuenta tan sólo con 17 escaños en el Parlamento de Navarra, formado por cincuenta miembros. Además de los presupuestos y de la reforma del IRPF, el otoño caliente al que se tendrá que enfrentar el Ejecutivo de Sanz puede proporcionarle severos varapalos parlamentarios en debates políticos de altura, si no alcanza antes un acuerdo con los diez parlamentarios que ahora tiene CDN. Asuntos como la aplicación del medicamentazo, rechazada ya expresamente por el Parlamento Foral, la polémica adjudicación de nuevas emisoras de radio de frecuencia modulada, el parón en transferencias reiteradamente demandadas como las de tráfico o el Inem, la cesión de la casas de Oronoz Mugairi a la Guardia Civil o proyectos de ley tan importantes como el de la reorganización de la Administración Local están en juego y el Gobierno puede perderlos si no logra acuerdos con Alli. Además, corre el riesgo de incurrir en una impopular actitud de permanente desobediencia a los mandatos parlamentarios. Su llamada al diálogo a CDN le permite, por otro lado, insertar una cuña distorsionante en el entendimiento CDN-PSOE y dificultar una relación estratégica tendente a arrebatarle el poder con una fórmula de gobierno de coalición tras las próximas elecciones.

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