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Buñol acoge la 10ª edición del descenso internacional de carretones de roces

La calle Ruiz Pons de Buñol, conocida popularmente como la Cuesta Roya -una larga y pronunciada pendiente de más de un kilómetro con un desnivel de 40 metros- acogió ayer la 10ª edición del descenso internacional de carretones de roces. Se trata, ni más ni menos, de la competición sobre ruedas, no motorizada, más curiosa y sencilla de las que existen. "Simplemente los participantes se lanzan cuesta abajo con un carretón de madera, construido de manera artesanal, cuyas ruedas están compuestas por rodamientos como los que se utilizan en los engranajes de maquinaria pesada", describe uno de los miembros de la organización. La competición se desarrolla por mangas clasificatorias en función de cada categoría: monoplazas, biplazas, tríos, grupos (de cuatro a seis participantes) y una última, la categoría especial humorística. Una categoría en la que lo importante no es llegar el primero, sino el impacto de la decoración y la imaginería a la hora de vestir al "piloto", que acaba por hacerlo parecer un auténtico "gladiador motorizado" recién salido de una película de Mad Max, debido al tipo de protecciones que utilizan para no sufrir daños en caso de accidente. Y es que no es para menos, porque la velocidad que pueden llegar a alcanzar algunos "prototipos" supera los 40 kilómetros por hora.

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