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El Ayuntamiento de Vitoria polemiza por la compra de unos terrenos para evitar riadas

La tormenta del pasado sábado en Vitoria aún no ha amainado. Veinte litros por metro cuadrado durante veinte minutos fueron suficientes para anegar varias zonas de la ciudad, obstruir las alcantarillas e inundar el polígono industrial de Betoño. Sin embargo, el alcalde en funciones, el peneuvista José Ramón Berzosa, salió ayer al paso de las críticas que se han vertido sobre el deficiente estado de la red de alcantarillado de la ciudad y negó que se produjeran inundaciones. Además, aprovechó la coyuntura para responsabilizar a determinados particulares de la junta administrativa de Arrazua-Barrundia -en el extrarradio de la ciudad - de impedir con su actitud que se pueda llevar a cabo la derivación del río Santo Tomás, necesaria para evitar riadas. Según Berzosa, el problema de las inundaciones podría tener solución con la finalización de las obras de la segunda de las tres fases del encauzamiento de los ríos Santo Tomás, Errekaleor y Alegría, que discurren de manera subterránea por la ciudad, al Zadorra. En este momento se encuentran paralizadas por problemas administrativos. Las instituciones pusieron en marcha en enero un proyecto para acondicionar el Zadorra a su paso por Vitoria para que pueda aguantar las crecidas. Así, se comenzaron las obras con la construcción de presas que retengan el agua de estos ríos hasta el entronque con el Zadorra. La Diputación y el Sindicato Empresarial Alavés dieron su bueno, pero no la Junta Administrativa de Arrazua-Barrundia, que no vende los terrenos que posibilitarían construir un canal de 50 metros que haga discurrir las aguas hasta el puente de Eskalmendi, donde se unirían al Zadorra.

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