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Las grietas de Vallecas no las causa el metro, según el informe regional

Las obras del metro no son culpables de que dos bloques de viviendas se estén resquebrajando en la calle de Montes de Barbanza, en Villa de Vallecas. Ésta es la conclusión a la que han llegado los técnicos regionales de Obras Públicas, avalados por un catedrático de la Politécnica; consideran "altamente improbable" que se pueda establecer una relación causa-efecto entre la prolongación de la línea 1 y las grietas. La EMV, dueña de los edificios, ha encargado un segundo informe.

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Manuel Arnaiz, ingeniero responsable del estudio y encargado de la ampliación de la línea 1 -con las estaciones de Sierra de Guadalupe, Villa de Vallecas y Congosto-, salió ayer en defensa de la buena marcha de las obras en el subsuelo vallecano. A su entender, las viviendas afectadas por las grietas se encuentran demasiado distantes del túnel como para que los trabajos en el nuevo tramo del metro tengan que ver con los problemas de estos vecinos. "Las casas dañadas se hallan a unos cien metros del túnel, mientras que en otros edificios situados a 30 metros no ha habido la menor incidencia. No parece que se pueda establecer una relación directa entre obras y grietas", enfatizó.

El diagnóstico de los técnicos regionales cuenta con el aval de José María Rodríguez Ortiz, catedrático de Cimentación de la Universidad Politécnica y asiduo colaborador de la Consejería de Obras Públicas en el diseño del suburbano. El profesor insistió en que las resquebrajaduras en los edificios no podían deberse a las excavaciones del metro, puesto que ambos elementos se encuentran muy distantes. "Por las tablas de cálculo y la experiencia acumulada a lo largo de muchos años de obras públicas en Madrid, la franja de influencia de un túnel no supera los 20 o 30 metros", concretó.

En opinión de Rodríguez Ortiz, las grietas en la calle de Montes de Barbanza se enmarcan en el brusco deterioro que sufren diversas barriadas madrileñas que se construyeron en las décadas de los 50 y los 60 de forma deficiente. Lo que sucede, agregó, es que unas excavaciones de tanta envergadura pueden generar una percepción subjetiva de inseguridad. "Hace unas semanas, una comunidad de vecinos nos avisó de que el metro les estaba provocando vibraciones en sus viviendas. Al final, el problema resultó estar en unos aparatos de aire acondicionado", relató.

Aclarar el misterio

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Pese a la rotundidad de los expertos regionales, lo cierto es que la Empresa Municipal de la Vivienda (EMV), propietaria de los edificios afectados, ha encargado por su cuenta un segundo informe para cerciorarse de que la versión del Ejecutivo autonómico es correcta. El consejero de Obras Públicas, Urbanismo y Transportes, Luis Eduardo Cortés, no quiso entrar en suspicacias y encontró "normal" que la EMV quiera hacer sus propias comprobaciones. "Aquí no hay ningún enfrentamiento a cara de perro entre Ayuntamiento y Comunidad", matizó.

El catedrático Rodríguez Ortiz puso en duda que el contrainforme llegue a conclusiones distintas: "A lo mejor resulta que ahí el subsuelo es como las cuevas del Drach. Espero que la EMV nos aclare el misterio".

Mientras tanto, la asociación de vecinos Ahora pidió ayer a Ruiz-Gallardón que le entregue el estudio, "si tan seguro está de que los técnicos nos van a decir la verdad". Los afectados apuntaron en un comunicado que no es posible responder a las llamadas a la calma cuando cada noche oyen los crujidos de suelos y paredes.

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