Los españoles liberados en Guinea dicen que les retuvieron por dinero
"Sólo querían sacar dinero y molestar al Gobierno español". Así de claro se expresaron ayer los trabajadores de la empresa Cabisuar, en Getafe (Madrid), que regresaron el pasado domingo a España desde Guinea Ecuatorial. Los cuatro empleados fueron retenidos acusados de terrorismo. Tres fueron liberados tras 30 horas. El cuarto, militar en la reserva, pasó ocho días en un sucio calabozo con "ratas como conejos".
La desventura de los trabajadores españoles comenzó el pasado día 9, cinco días antes habían llegado a la capital, Malabo, para trabajar montando módulos prefabricados por cuenta de una empresa naviera. Ese mismo día arribaron sus equipajes y fueron registrados en la aduana. En sus maletas fueron halladas ropas de color caqui, similares a las de cualquier turista de climas tropicales, e inmediatamente fueron detenidos acusados de formar un comando terrorista. El grupo lo formaban Víctor Suárez, gerente de la empresa de prefabricados y dos operarios de la misma, Alfonso Valverde y Benito Durántez. Con ellos fue arrestado Juan Romero, empleado en la compañía naviera. "Es ridículo. Compramos esa ropa porque nos lo recomendaron, por el clima, y para trabajar más cómodos", afirmó ayer Suárez. "El ministro guineano de Asuntos Exteriores, Miguel Oyono, también nos acusa de posesión de armas blancas, y sólo llevábamos una pequeña navaja multiusos", añadió.
Fueron conducidos al calabozo, donde se les interrogó -"y por interrogarnos nos pidieron dinero"- y, aunque negaron todas las acusaciones, Suárez, Valverde y Romero tuvieron que esperar 30 horas para ser liberados sin explicaciones.
Menos suerte tuvo Benito Durántez, ya que la policía guineana descubrió su condición de militar en la reserva. "Hace dos años que no estoy en activo", dijo Durántez. Sin embargo, fue retenido ocho días en un calabozo "mugriento, húmedo y sucio". "Es un patio rodeado de espacios donde cada cual se acomoda como puede. Y todo estaba lleno de animales: ratas como conejos, cucarachas y arañas peludas". La comida no era mala, porque se la traían cada día los tres compañeros liberados. De otro modo, no había nada que llevarse a la boca.
Lo peor era lo gratuito de la situación. Durántez estaba retenido ilegalmente y no sabía cuándo saldría, aunque a sus compañeros les decían todos los días que "mañana". En todo momento contaron con el apoyo de la embajada española, que emitirá una nota de protesta.
Finalmente, el pasado domingo Durántez fue liberado sin ninguna explicación. Los tres empleados de Cabisuar regresaron, acompañados por el cónsul español hasta el aeropuerto. Juan Romero permanece en Guinea allí por razones laborales. "Es increíble. Llevamos 13 años en este negocio y nunca nos había ocurrido esto", afirmó Suárez. "Hemos trabajado sin problemas en varios países, pero a Guinea Ecuatorial no creo que volvamos", aseguró.
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