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Un helicóptero coloca las 15 torres del nuevo telesilla de Navacerrada

La segunda intentona para instalar las 15 torres del telesilla de Navacerrada se saldó ayer con éxito. Una avería en el helicóptero que se iba a emplear para el transporte de las torres hasta sus puntos de anclaje, distribuidos por la ladera de la Bola del Mundo, en Navacerrada, forzó la demora de la operación el pasado martes. Ayer, con la aeronave preparada, se completó la tarea en apenas tres horas y media. Los motores y el cable del telesilla estarán instalados a mediados de septiembre. La obra quedará completa y lista para su uso con las primeras nieves.

La instalación de las torres comenzó a las 8.00 horas de ayer a una temperatura de 12 grados y bajo una fina lluvia. El viento racheado supuso una dificultad añadida, pero no tanto como para para abortar la operación. El piloto hizo una verdadera demostración de pericia. No en vano carga a sus espaldas con una experiencia similar: instaló cinco telesillas en dos estaciones de esquí del Pirineo hace un par de años. El helicóptero izó las pilonas del suelo y las trasladó montaña arriba. La más lejana estaba a casi un kilómetro de distancia, en la cumbre conocida como Guarramillas o La Bola del Mundo, de unos 2.200 metros de altitud. En este pico acaba el telesilla. La torre más cercana queda a la salida del remonte, a pie del puerto de Navacerrada.El traslado de las torres fue limpio: "Si se hubiera hecho con una grúa, hubiera ocasionado graves destrozos en la montaña. El helicóptero ha funcionado de una manera mucho menos lesiva para el entorno", señaló ayer Alfonso Barea, consejero delegado de Deporte y Montaña. Esta empresa pública gestiona la actividad en el puerto.

Con el pulso de un cirujano, el comandante de la nave posó las pilonas sobre los distintos puntos de anclaje. De la ventana de la cabina salía un grano de plástico en el que metía la cabeza para asomarse y mirar hacia abajo sin soltar los mandos. Unos operarios le indicaban con los brazos, a derecha o izquierda, adelante o atrás, la ubicación exacta . El equipo de trabajo lo componían ocho personas, encargadas de encajar las torres en sus bases con unos grandes tornillos.

Riesgo

Su misión entrañaba ciertos riesgos, porque el batir de las aspas del aparato disparaba como metralla pequeñas piedras en todas direcciones. Por ello, iban protegidos con gafas de plástico duro. El primero en tocar las torres era el operario que iba provisto de una barra metálica, debidamente aislada. Al contacto con la vara, la torre descargaba la energía electroestática que había acumulado en el traslado.La base de hormigón sobre la que se atornilló cada pilona está clavada dos metros y medio bajo tierra. El peso de cada una de las 15 torres oscila entre los 2.900 y los 3.900 kilos. Las más bajas miden poco más de cuatro metros. Son las del principio y final del telesilla. La más alta mide algo más de 11 metros, siete menos que la mayor del viejo remonte.

El nuevo telesilla, fabricado en Austria, tendrá asientos de cuatro plazas, el doble que el anterior. También es más rápido: apenas tarda cuatro minutos en cubrir el mismo recorrido que antes se hacía en 12. Tres sistemas distintos de frenado, dos de ellos electrónicos, refuerzan la seguridad de la nueva instalación.

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A partir de mediados de septiembre, el telesilla ya podrá funcionar, según fuentes de Deporte y Montaña.

La obra quedará completa en noviembre. Las primeras nieves servirán de manto a los esquiadores para estrenar esta nueva infraestructura.

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