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Tribuna:TV EN CHANCLAS
Tribuna
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Bellos y malditos

Ignora el espectador si la acumulación de ciertos géneros televisivos en franjas horarias muy precisas es fruto de un contubernio entre los programadores de las diferentes cadenas o si obedece a razones psicológicas o terapéuticas. El mejor ejemplo de estas coincidencias acontece hacia las tres y media de la tarde, cuando el telespectador ha llenado convenientemente el buche, nota el peso extremo de los párpados sobre los ojos y escucha como una nana el rumor pacífico de los intestinos. Entonces sólo caben dos posibles elecciones: ver un documental sobre la fauna o un informativo sobre los gloriosos individuos que animan los veraneos en Marbella o Palma de Mallorca. El televidente sospecha que el gañido de las aves o el zureo de las palomas tienen efectos tonificantes, como un baño de burbujas, y están recomendados para los intelectuales hipertensos. Los programas sobre la vida de los famosos, en cambio, poseen cualidades digestivas aunque para ciertas sensibilidades la bondad de la terapia puede devenir en copiosa diarrea. Con estas prevenciones el televidente se dispuso a vislumbrar el lunes el programa Contraportada, de Canal Sur, la contribución de la televisión pública andaluza al unánime circo rosa de la sobremesa. El televidente ha de admitir su vacío cultural en esta disciplina aunque, como cualquier humano, es incapaz de resistir la tentación de ojear una revista del corazón colocada como un señuelo por sus dueños sobre la mesa. Gracias a esas esporádicas incursiones en el panorama social el televidente reconoció el rostro de quien fuera Paquirrín y hoy es Francisco José, el hijo de Isabel Pantoja. Isi Sayago, la presentadora del programa, atribuyó al muchacho numerosas opiniones sobre su hermano, el torero; sobre la boda de éste y la reconciliación fraterna; sobre su afición a las motos. Pero el realizador, el muy cuco, solapó los planos y las declaraciones exclusivas del joven para el final y, en efecto, cuando se consumía el espacio compareció el dicho Francisco José, con unos ojos que parecían robados a un santo del Greco. Decenas de micrófonos aparecieron debajo de su barbilla y una avispada entrevistadora inquirió: "¿Irás a la boda de tu hermano?". Entonces se escucharon sus únicas y precisas palabras: "Psssss, claro". El televidente notó que algo suyo corría por los intestinos, algo que le causaba oscuras molestias. Dicha sensación la había percibido, más apaciguada, un poco antes, cuando la comentarista desplazada a Palma de Mallorca defendió, como si no fuera con ella, la contundencia que emplean los guardaspaldas de Sara Montiel y Norma Duval contra los fotógrafos y cámaras de televisión. Sin embargo, lo más chocante fue cuando la reportera enumeró los personajes señeros -incluida la Familia Real- que necesitan escolta para prevenir los ataques de "peligrosos delincuentes" y mencionó a Mario Conde, que había acudido a la isla aprovechando un permiso carcelario. ¡Gozoso y ejemplar Contraportada!

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