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LA PLAYA

Oferta azul y agreste

Alcossebre huele a pino. A pino y a mar nuevo. Sus playas son un poco turísticas y un poco agrestes. Sus pinos son un poco sombra y un poco olor a mar. Pertenece al municipio de Alcalá de Xivert: "es" en realidad la playa de Alcalá. Pero la marca turística del municipio, que en los últimos años se ha convertido en sinónimo de playas más salvajes y poco masificadas, es Alcossebre. Desde antiguo, la gente de Alcalá "baja" en verano hasta las playas, donde tenían una segunda vivienda, normalmente destinada a labores agrícolas y que ahora se llaman "villas típicas". Por eso casi no existe movimiento "nacionalista emancipado" en Alcossebre, como ocurre en otras pedanías. Alcossebre tiene cuatro playas y un puerto con bandera azul: Manyetes, El Moro, Romana, El Carregador y el puerto deportivo de las Fuentes, cuya playa del mismo nombre se ha quedado este año sin el cotizado trofeo que distingue a la jet de las playas europeas. El Carregador es la que está más cerca de la población. La playa del pueblo. En tiempos del rey Pedro El Cerimonioso (1319-1387) se otorgó el privilegio de autorizar la carga de frutas en Alcossebre en 1353, de ahí el nombre. El Carregador ofrece 720 metros de arena oscura a los 3.000 bañistas (6.000 en festivos) que la usan. Hacia el sur, el Raquero Martí separa esta playa de La Romana, 500 metros de aguas cristalinas en un paraje de gran belleza natural. Cuenta con el mismo número de visitantes que El Carregador. Normalmente turismo nacional: vascos, madrileños y valencianos, sobre todo. En lo internacional, Alcossebre cuenta con una pequeña colonia inglesa permanente y algunos alemanes. De los 10 kilómetros de costa que tiene Alcossebre, 400 metros son de la playa Manyetes, también llamada de Tropicana o de L"Estany. A partir de aquí, un estrecho cordón de gravas hasta el Cap i Corb, con su ermita de San Antonio y su típica torre vigía, en la que el 10 de octubre de 1586 se refugió una galera valenciana que había sido atacada por cuatro naves turcas. Parapetados en el interior de la torre resistireron el ataque hasta que llegaron gentes armadas desde Alcalá y les obligaron a huir hacia el mar, quizás hacia las islas Columbretes, casi a tiro de piedra.

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