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Gil arremete contra Chaves en una valla situada a la entrada de Marbella

El Ayuntamiento de Marbella no quiere dejar dudas entre los vecinos y los visitantes -que en estos días triplican la población del municipio- de que la ley está de su parte. Si en la madrugada del pasado viernes aprobó la revisión del planeamiento urbanístico, rechazado 15 días antes por la Junta de Andalucía, por considerar que se produjo silencio administrativo, ahora insiste con la instalación de grandes vallas en las que responsabiliza al presidente de la Junta, Manuel Chaves, de "atropellar y conculcar la ley".

El alcalde Marbella, Jesús Gil, no ha dudado un solo instante y ha elegido el tramo de la N-340 que pasa por la entrada de la localidad malagueña (muy cerca del arco que él mismo mandó construir para dar la bienvenida a los visitantes) para defender la legalidad del PGOU que la corporación que el preside ha aprobado y que la Junta de Andalucía ha revocado. Gil no ha perdido la oportunidad para atacar al presidente del Ejecutivo andaluz, Manuel Chaves, y ha utilizado las mastodónticas vallas (tres metros de alto por nueve de ancho) para aseguara que el mandatario socialista se ha dedicado a "atropellar y a conculcar la ley".Gil considera que el diseño de la ciudad es una competencia de ámbito totalmente municipal, por lo que no acepta que la Comisión de Urbanismo de Málaga rechace la revisión del plan urbanístico que el desea para la ciudad. En la frenética carrera que ha emprendido para salirse con la suya en este caso, Gil ha presentado una querella contra cinco delegados de la Junta de Andalucía, a seis funcionarios de distintas administraciones y a dos alcaldes que, a su juicio, han cometido un delito de prevaricación y de falsedad de documento público.Cuando el pasado julio sufrió el revés de la suspensión de la revisión del PGOU marbellí, Gil afirma encontrarse "en guerra total" con la Junta de Andalucía y ha fijado a Chaves como su objetivo primordial. La colocación de las ya famosas vallas (que han despertado la curiosidad de propios y extraños en la localidad turística andaluza, ya que incluso contiene faltas de ortografía) supone una andanada más en la cruzada de esta variopinto alcalde y propietario del Atlético de Madrid contra el Ejecutivo andaluz y, por ende, contra el PSOE.

Una de las actuaciones más rocambolescas de toda esta historia tuvo lugar en la madrugada del viernes en la que aprobó la revisión del plan urbano rechazado previamente por la Junta. Gil esperó a que pasara la medianoche pues, a su juicio, entonces era cuando podía actuar por su cuenta aduciendo "silencio administrativo". Esta visión de los acontecimientos ha causado gran sorpresa en la Junta de Andalucía, ya que la notificación de la suspensión del PGOU llegó al Ayuntamiento marbellí el 28 de julio.

El texto de la valla termina con un mensaje que parece dirigido a calmar a los promotores inmobiliarios que el consistorio permitió construir en suelo público: "Tranquilos, nadie va a atropellar nuestros derechos y competencias".

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