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Entrevista:VERANO 98

ÁNGELES CASO ESCRITORA "No admito más presión que mi propia exigencia"

Saltó de la televisión a los anaqueles de las librerías y lo hizo por la puerta grande: finalista del Planeta con El peso de las sombras, vendió más que un Nobel y resistió airosa la prueba de la crítica. Sus posteriores libros -El mundo visto desde el cielo y El álbum privado de Elizabeth- confirmarían el buen pulso narrativo de esta joven escritora, que ha logrado reunir con la mayor discreción a toda una legión de lectores incondicionales. Desde sus vacaciones junto al mar, Ángeles Caso (Gijón, 1959) ultima su próxima novela, que llevará por título El resto de la vida, y aprovecha para releer, como cada verano, a su imprescindible Proust. Pregunta. Dicen que el periodista mata al escritor, pero en su caso parece haber sucedido lo contrario... Respuesta. Realmente, nunca me sentí periodista. Desde pequeñita quería ser escritora, estudié Historia del Arte y caí en el periodismo por casualidad, después de dar muchos bandazos. Es un campo interesante y con muchas posibilidades, pero nunca tuve vocación ni esa pasión que sí reconozco en otros compañeros. P. La popularidad televisiva, ¿es ventajosa o inconveniente? R. La popularidad es siempre contraproducente. Las ventajas que tiene, a mí no me compensan, pero reconozco que en el terreno concreto de la literatura puede abrir puertas. P. El Planeta, que para muchos supone un techo, ¿fue sólo un punto de partida? R. Yo me eduqué en una idea de la literatura muy alejada de los premios. Mi padre era catedrático de Literatura y mi formación fue sobre todo clásica. Nunca me había planteado ganar este premio, pero me ayudó el hecho de tener una novela ya publicada en la editorial, y además me dio la oportunidad de seguir escribiendo. P. ¿Qué sensación le produjo superar a Cela en las listas de ventas? R. Es un poco lo mismo. Siempre he desconfiado de las ventas, y aquello fue una casualidad del momento. Cela es un señor que ha vendido muchos millones de libros a lo largo de su vida, por lo que eso no quiere decir nada. P. En cualquier caso, existe una clara presión de los escritores en ese sentido... R. Yo trato de no sentirme presionada más que por mí misma, por mi propia exigencia. A lo mejor soy muy confiada, pero tiendo a pensar que si a la editorial X no le gusta lo que escribo, le gustará a la editorial Z. Afortunadamente, vivimos en un tiempo en el que hay lectores de sobra. P. Y por la crítica, ¿se siente maltratada o no? R. Como ha habido de todo, no puedo quejarme. He tenido críticas buenas, regulares y malas, que me han ayudado a relativizarlo todo.

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