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Tribuna
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Verano

Julio Llamazares

Comienzan las vacaciones, como cada verano: con la presentación a la prensa del nuevo bañador de Ana Obregón y el sermón estival del Padre Arzalluz: este año, referido a esa pequeña úlcera que es ETA, que sangra de cuando en cuando, pero que no pone en peligro al conjunto del cuerpo, según él. Aunque, como cada verano, también éste, como no, los periodistas, en este caso austriacos, han malinterpretado sus palabras.Los que no han malinterpretado nada son los periodistas del corazón. Con gran profesionalidad, como siempre, nos tienen informados puntualmente de la llegada a Mallorca de los Reyes (sin Froilanín, de momento), de la de los Aznar-Botella a Oropesa (con dos maletas de libros, una para cada uno; hay que ver cuánto leen estos hombres y que poco se les nota), de la de Melanie Griffith a Marbella, abrazando a Jesús Gil, y, en fin, de las de los sucesivos hombres y mujeres importantes del país, a juzgar por el espacio y la atención que les dispensan las revistas: Jesulín, Karina, Joaquín Cortés, Remedios Cervantes, Marta Valverde, Pedro J. Ramírez y Ágatha Ruiz de la Prada, Raphael, Isabel Preysler, Cayetano Martínez de Irujo, Terelu, Marta Chávarri, Mari Cielo Pajares y su niño, Rappel (vestido de pantera) y corto porque me canso, no porque vaya ya ni siquiera al 10% de los protagonistas de nuestra actualidad. Que son los mismos de todo el año.

Mientras, en Etiopía sigue la hambruna (sobre todo a la hora del telediario), en Yugoslavia siguen en guerra, los hutus siguen matándose (este año un poco menos, por fortuna) y, en la provincia en la que ahora estoy, que es una de las que oprimen a Cataluña y al País Vasco, los periódicos informan de la llegada de la electricidad -¡en 1998!- a un pueblo de la montaña. Manda huevos.

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