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Reportaje:OASIS DE AGOSTO

La playa más mediterránea de la región

Las aguas del embalse de San Juan se pueblan de jubilados, pescadores y 'urbanitas' que huyen del calor

En Madrid sí hay playa. O, en su defecto, algo muy parecido. Se trata del embalse de San Juan, al sureste de la región y muy próximo a la provincia de Ávila. Algún jubilado, llegado desde Toledo en autobús, pasea por las orillas del pantano defendiéndose del sol con una boina. Y el ambiente que se respira en el entorno no desmerece al de una cala marinera. Hay sombrillas, flotadores de plástico, hamacas, toallas y colchones acuáticos. Una madre embadurna de crema a sus dos niños. El sol aprieta y hay que protegerse. En el embalse de San Juan no falta casi de nada. Por no faltar, ni los yates, que también los hay. Y patines a pedales, como en las abarrotadas arenas de la costa mediterránea.Hay quien viene por primera vez al lugar, como Teresa y su marido. "No hemos estado nunca, pero esto es muy tranquilo y muy bonito", señala la mujer. Las montañas y la vegetación envuelven esta enorme laguna. El día es tranquilo, nada que ver con la marabunta de los fines de semana, cuando más vale ni acercarse. Lo dicen los asiduos al embalse, como Florentino. "Llámame Flores", señala, mientras agarra su caña de pescar. Hoy no ha picado nada, pero la pesca se le da bien. "Hay quien dice que soy de los mejores pescadores de por aquí", asegura.

Flores está "enamorado" del embalse. "Hace quince o veinte años que vengo, y es donde mejor me lo paso", explica. El plan: pesca, tertulia, más pesca y paella en el quiosco. Y después, vuelta a la capital. Así, hasta tres veces por semana. "A mí no me gusta salir de vacaciones por ahí. Prefiero quedarme en Madrid y venir al embalse de San Juan por el día", asegura. Antes, cuando estaba permitido, la familia de Flores acampaba en el lugar. Toda una vida de fidelidad al embalse.

A pocos metros de Flores, Manolo Aparicio ordena unos tablones de madera. Desde hace 33 años se encarga del mantenimiento del Club Náutico de Madrid. En el estío, las instalaciones náuticas están medio vacías. "La gente se va de vacaciones y hay poco trabajo", explica Aparicio. Las actividades deportivas son uno de los atractivos del embalse: piragüismo, vela, surf, tabla, regatas... Las competiciones se multiplican desde septiembre hasta mayo. Ahora, el verano y el reposo también han llegado al club. Pescadores, deportistas... y bañistas. No en vano éste es el único embalse de toda la región donde está permitido meterse en el agua para nadar. "El agua está muy buena, pero en cuanto te metes un poquito para adentro, hay una corriente que se te quiere llevar", indica un jubilado. Sus compañeros lo corroboran. Poca gente se atreve a pasar de la orilla, aunque algún que otro osado nada hasta una boya algo alejada. "Hay corrientes frías, muchos remolinos y en determinados puntos del embalse es peligroso bañarse", señala Aparicio. Sin ir más lejos, en la madrugada del lunes apareció el cadáver de un vecino de Collado-Villalba. El cuerpo se encontró a escasos metros del muro de contención del pantano.

Mucha basura y poca agua

A la entrada del embalse, un enorme cartel alerta a los visitantes. Queda terminantemente prohibido encender fuego y tirar basuras cerca del pantano. Caso omiso. Bolsas de desechos, latas de refrescos y recipientes de plástico forman parte del paisaje. "La gente es muy sucia. Aquí nadie respeta nada", protesta un hombre de mediana edad. Tampoco faltan pañales y restos de comida. Todo vale.El desarrollismo llegó al embalse en forma de chiringuito playero. Cada pocos metros emerge uno de ellos. Sillas de plástico, mesas cubiertas por manteles de hule a cuadros, toldos de caña y futbolines... todo perfectamente montado para tomarse un tentempié, una buena ración o una suculenta comida a la fresca. "Demasiado tranquilo está esto. No sé dónde se mete la gente", lamenta una camarera. Los que también se quejan son los alcaldes de dos localidades próximas al embalse, San Martín de Valdeiglesias y de Pelayos de la Presa, informa Europa Press. Los niveles de agua en el pantano son muy bajos, algo "inexplicable", asegura en una carta uno de los regidores. La Confederación Hidrográfica del Tajo ya está al corriente. Mientras, los bañistas, ajenos al problema, continuarán huyendo de las calenturas estivales en las aguas del embalse de San Juan.

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