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Ejercicios sin red

El ambiente en los mercados de valores internacionales no era el mejor de los posibles para intentar un avance en solitario, puesto que Tokio se había acercado otra vez al nivel de los 16.000 yenes y Nueva York abrió la puerta de par en par a las turbulencias, pero algunos cuidadores necesitaban una cotización estable o al alza para demostrar la buena salud de sus pupilos y la Bolsa de Madrid subió un 0,65% en medio de los recortes de toda Europa.

La contratación en el mercado continuo fue de 94.717 millones de pesetas, con un tercio aportado por las aplicaciones. Una vez más se ha producido una fuerte concentración que indica que los movimientos de la Bolsa buscan influir en el Ibex 35. De hecho, entre tres valores —Telefónica y los bancos Bilbao Vizcaya y Santander— negociaron más del 50% del total del mercado y su ponderación en el Ibex 35 es del 45,17%.

La aparente tranquilidad con que las nuevas autoridades económicas japonesas se toman la crisis sentó mal en los mercados, pero ayer obtuvieron algún gesto de firmeza con la afirmación de que se intervendrá en los mercados de divisas en defensa del yen. En Nueva York no tuvieron tiempo de valorar ese cambio de postura, ya que la publicación de un indicador de tendencia negativo, por segundo mes consecutivo, hizo tambalearse las cotizaciones para cerrar en 8.487,31 puntos, con una pérdida de 299,43, el 3,41%, que supone la mayor caída del año.

Los inversores volvieron a utilizar la deuda como refugio para el dinero que retiraban de la Bolsa y la presión sobre los precios llevó la rentabilidad a un nuevo mínimo histórico. La rentabilidad del bono español cayó hasta el 4,85% y la del bono alemán se situó en el 4,59%, lo que permitió un ligero ajuste de una centésima en el diferencial entre ambos productos, a favor de la deuda española. El margen entre una y otra, que puede entenderse como la prima de riesgo de España respecto de Alemania, se situaba al cierre del mercado en 0,26 puntos, un nivel que cuesta mucho trabajo rebajar.

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