Kabila decreta el toque de queda tras la rebelión militar en el este de Congo
Las tropas desplegadas en el este de la República Democrática de Congo se han alzado en armas contra el presidente, Laurent Kabila, obligando al cierre de la frontera con Ruanda, según declaraciones de testigos. En la capital congoleña, Kinshasa, se han registrado duros combates. Ayer los soldados presentes en Bukavu, la capital de la región de Kivu Sur, se unieron a los amotinados de Goma y declararon su oposición al presidente. Varios altos cargos del Gobierno, entre ellos los ministros de Exteriores y de Asuntos Presidenciales, han abandonado el país.
Uno de los comandantes rebeldes, Bilonga Kabanda, pidió a la población, a través de una emisora de radio, que se alzase contra el régimen de Kabila. En su llamamiento, Kabanda acusó al actual presidente -quien llegó al poder en mayo de 1997 tras derrocar a Mobutu Sese Seko- de nepotismo y corrupción y pidió a militares y políticos que se preparen para la lucha. Kabila presidió ayer una reunión de emergencia con los ministros que siguen en Kinshasa y mostró su intención de aplastar la revuelta.En la capital congoleña, Kinshasa, fue decretado el toque de queda durante tres días después de que se registraran enfrentamientos armados. La radio oficial pidió a los cinco millones de habitantes de la ciudad que se mantuvieran en sus casas hasta que se restableciera el orden y que colaborasen frente a los enemigos del régimen. Varios colaboradores de Kabila acusaron a Ruanda -hasta ahora país aliado de Congo- de haber fomentado la rebelión tanto en la capital como en el este del país, utilizando para ello a la etnia tutsi banyamulenge, que en 1996 comenzó la revuelta que acabó con el régimen de Mobutu.
En los combates registrados en la capital de Congo se llegó a emplear artillería. En las cercanías del campo militar de Tshatshi se registraron los combates más duros y ayer varios cadáveres yacían en las calles adyacentes, según testigos.
Al parecer, la crisis habría comenzado al ordenar Kinshasa que todas las tropas ruandesas -de origen tutsi- presentes en Congo abandonaran el país. La orden causó un profundo malestar en el Gobierno de Ruanda y entre las tropas y durante el fin de semana pasado hubo tiroteos en Goma y Bukavu. Informaciones sin confirmar señalaron que la cárcel de Bukavu fue asaltada y que más de 100 presos fueron liberados. Miembros de organizaciones internacionales de ayuda confirmaron que se vive una situación de tensión en la zona.
Las relaciones entre Kabila y sus aliados en la zona -Ruanda y Uganda- se han deteriorado principalmente a causa del status de los banyamulenges, quienes secularmente han sido discriminados por el Gobierno de Kinshasa. Kabila les había prometido un trato justo, pero ahora es acusado de incumplir su palabra y favorecer los intereses de su provincia natal, Katanga.
Fuga de ministros
Mientras, varios altos funcionarios del Gobierno de Kabila, incluyendo al ministro de Exteriores, Bizima Karaha, huyeron del país poco después de confirmarse las noticias de la rebelión.Karaha, doctor en medicina y responsable de la estrategia política de Kabila, confirmó desde la ciudad surafricana de Johanesburgo que había abandonado Congo. Fuentes surafricanas aseguraron que también el ministro de Asuntos Presidenciales, Deogratias Bugera, se encontraba entre los políticos huidos. Otro de los exiliados es Moise Nyarugabo, quien ejerció como principal consejero de Kabila durante la campaña militar contra Mobutu.El presidente congoleño ha reaccionado ante la fuga de sus colaboradores ordenando el arresto de siete altos oficiales del Ejército, entre ellos el comandante de la policía militar. La semana pasada, Kabila había procedido a una purga entre los responsables políticos y militares del país, entre ellos el jefe del Estado Mayor del Ejército, de origen tutsi. Tras estas depuraciones se dispararon los rumores sobre un golpe de Estado.
