Sanidad alarga dos meses los expedientes a los médicos investigados por el brote de hepatitis C
Es preciso "ahondar más en las investigaciones". Bajo este pretexto el consejero de salud, Joaquín Farnós, anunció ayer que los expedientes abiertos a 13 facultativos por ocultar supuestamente el brote de hepatitis C se ampliarán dos meses más -hasta finales de septiembre- "antes de tomar una resolución definitiva". Farnós dibujó un panorama idílico de la sanidad valenciana en la presentación de la actividad hospitalaria del primer cuatrimestre de 1998 y señaló que duda que "en el mundo" exista una lista de espera tan reducida como la valenciana.
"No desean perjudicar a nadie". El consejero esgrimió ayer que la decisión del departamento jurídico de Sanidad de prorrogar los expedientes a los medicos está basada en alcanzar la "máxima claridad de los hechos ocurridos". Los "hechos" a los que se refirió Farnós es el brote de hepatitis C detectado el pasado febrero en la Casa de Salud y en el Hospital La Fe, ambos situados en Valencia, y el presunto conocimiento que tenían de él los médicos expedientados. Un total de 116 pacientes intervenidos en los dos centros valencianos se infectaron del virus de la hepatitis C, 106 de los cuales presentan una variedad vírica idéntica a la del anestesista Juan Maeso, presunto foco del contagio. Farnós anunció que los expedientes se seguirán tramitando hasta finales de septiembre. El objetivo es dar más tiempo a la investigación y analizar con más detalle la supuesta responsabilidad de los médicos antes de que Sanidad tome una resolución definitiva. De momento, el consejero dijo que no hay "novedades" en la investigación. La referencia a la hepatitis C fue una excepción en una comparecencia en la que el consejero se centró en destacar los "importantísimos" resultados obtenidos en la reducción de las listas de espera en la sanidad valenciana. Farnós no dudó en calificar su gestión como la "pionera" en acabar con las esperas de los pacientes para ser operados. El consejero anunció una reducción del 75% de las listas en los tres últimos años, que ha rebajado el número de los pacientes en espera de ser intervenidos hasta los 12.987. Unos resultados que, para Farnós, sólo tienen una razón: la aplicación en 1996 del plan de choque, el desvío de pacientes de la sanidad pública a la privada para ser intervenidos. Estos resultados llevaron al dirigente popular a dudar que "en toda España" existan comunidades autónomas con cifras similares de lista de espera, para concluir con entusiasmo: "Ni en todo el mundo". Optimismo El optimismo del consejero fue una constante en la exposición del resto de indicadores de la sanidad valenciana. Exultante, Farnós expuso uno a uno los indicadores de actividad hospitalaria de los primeros cuatro meses de este año. Entre enero y abril, tanto las consultas como los ingresos y las intervenciones han aumentado, no sólo respecto al año pasado, sino también comparadas con el año 1995, según los datos ofrecidos. Un 3,2% más de ingresos hospitalarios, un 5% más de consultas y un aumento del 14% en intervenciones con anestesia general respecto al mismo periodo de 1997 demuestran el "gran incremento de actividad" de la sanidad en la Comunidad Valenciana. El círculo de excelencia dibujado por el consejero se cerró con los datos referidos a la estancia media de los pacientes. Un descenso del 3,8% respecto a 1997 y de casi un día comparado con los datos de 1995. La respuesta dada por el PSPV a los datos hechos públicos por el consejero fue contundente. "Farnós miente permanentemente", señalaron fuentes del partido. Según documentos de la propia consejería en manos de los socialistas, entre el Hospital General de Valencia y el Arnau de Vilanova existen 5.598 pacientes en lista de espera. Teniendo en cuenta que estos dos hospitales cubren la atención hospitalaria de unos 500.000 valencianos, estas fuentes ponen en duda los datos facilitados por Farnós. Para los responsables de sanidad del partido socialista, el máximo éxito de la gestión de los populares ha sido el desvío de recursos públicos al sector privado y la incapacidad de controlar el gasto sanitario. "No hay ni una cama nueva contra las listas de espera y los números son falsos", concluyen.
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