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TOUR 98

Ajetreo antes del banderazo

Leblanc denuncia las presiones que sufrieron Vitalicio y Kelme para retirarse

Carlos Arribas

La caravana del Casino se presentó a la salida como si nada. También los autobuses, coches y roulottes de 14 equipos más. Las alarmantes noticias de la noche (registros en varios hoteles, detención de directores, médicos y hasta de un corredor participante en la carrera) no afectaron al ánimo de un pelotón ya demasiado habituado a las noticias asombrosas como para sorprenderse por la última. La noche anterior todos los equipos habían tomado una decisión. Los que renunciaban a seguir (ONCE, Banesto, Riso Scotti, Vitalicio y Kelme), se fueron. Los que decidieron seguir harían la carrera. Podía dudarse si el Casino, con un compañero detenido, el líder de la montaña y maillot de lunares Rodolfo Massi, y los de La Française des Jeux, con su director Marc Madiot en la misma situación, se marcharían como protesta o llamarían a la solidaridad a los demás. Pero allí estaban sus vehículos. Y sus corredores y directores.Jean Marie Leblanc, el director del Tour, no había oído las declaraciones de Vincent Lavenu, el director del Casino, cuando acudió presuroso a reunirse con él en su roulotte. El mensaje que le transmitió Leblanc ("no debéis abandonar, cueste lo que cueste") estaba de más. Lavenu ya había comunicado a la prensa que la detención de Massi no afectaría a su decisión y a la de su patrón ("más vale caer en la carretera que en la cuneta") de seguir hasta París.

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Algunos corredores del Casino, como Hamburger, acalorado ("no se puede seguir si a un compañero le están poniendo en estos momentos la cabeza en el culo"), querían irse a casa. Sucumbió bajo las presiones del patrón. Otros, como Elli, compañero de habitación de Massi, se mostraban indiferentes. "Fueron directamente a por él, fueron a buscarle a él ayer por la tarde. Él sabrá por qué", les contaba a sus colegas italianos.

Alguien fue a por Riis, el elegido por Leblanc para representar a los corredores, a recordarle sus palabras de la víspera. "Si vuelve a haber registros o a algún compañero le tocan un pelo, será el momento de volver a casa", había prometido el danés. Al día siguiente no se acordaba. "Llegaremos hasta París", anunció imperturbable. Al lado, su líder, Jan Ullrich, anunciaba que el recorrido del día le parecía bueno para intentar un ataque.

Poco después, en una radio francesa, Leblanc soltó un discurso. En él empezó en plan victimista ("el Tour ha sido golpeado por la ofensa del dopaje"), continuó solazándose de la continuidad de la carrera ("la tormenta ha amainado") y aprovechó para recordar la responsabilidad de algunos. "Quiero agradecer a los 103 corredores que han salido", dijo. "Y en especial a Bjarne Riis por haber sido un inteligente representante del pelotón". E inesperadamente pasó a dar palos. "Quiero agradecer también al responsable del Vitalicio, Javier Mínguez, y al del Kelme, Joan Mas, que tuvieron la gentileza de visitarme en el hotel y me explicaron que no tuvieron otro remedio que dejar el Tour debido a la tremenda presión de la opinión pública española fomentada por el equipo ONCE".

Leblanc contaba con la seguridad de que Pantani y su equipo, el Mercatone, saldrían. "Hace 33 años que un italiano no gana el Tour", argumentaba Giuseppe Martinelli, director del equipo. "Ya sé que el Tour está ganado, pero hay que proclamarlo en París. Comprendo lo que han hecho los equipos españoles, y si yo no tuviera el maillot amarillo, seguramente habría hecho lo mismo". Y los demás equipos italianos también saldrían. No podían permitirse devaluar aún más la victoria de un compatriota. "El Tour no se gana todos los años".

Esperar a Suiza

103 corredores salieron. Llegaron 101. El francés Stéphane Barthe (La Française des Jeux) abandonó a los pocos kilómetros. "No podía seguir en ese ambiente", dijo. El holandés Jeroen Blijlevens (TVM) esperó a llegar a terreno suizo (la etapa de ayer terminó en Neuchâtel) para poner pies en polvorosa. "Algo se había roto dentro de mí y no quería tomar la salida", explicó. "Pero he esperado a cruzar la frontera suiza para abandonar. La policía nos había dicho a los del equipo que irían a por nosotros en el momento en que nos bajáramos de la bicicleta". Sus otros cinco compañeros del TVM tienen ya un ejemplo, aunque la firma comercial les presiona para que sigan.La etapa comenzó sin que ningún corredor llevara el maillot de lunares en sustitución de Massi. Y terminó igual. "Me habría gustado ganar el derecho a llevar este maillot en otras circunstancias y no por que Massi esté detenido", decía Christophe Rinero (Cofidis), el segundo de la montaña, antes de subir al podio. Subió al podio y, con dignidad, se negó a vestir la prenda. Se limitó a agitarla ante el público.

"Espero que este Tour termine, como han terminado los 84 anteriores", terminaba el discurso de Leblanc. "Estoy muy feliz porque llegaremos a París aunque sea con un poco de amargura, lo que para nosotros no es una bella historia".

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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