Indulto
Después de escribir muchas columnas exigiendo responsabilidades políticas y la investigación policial sobre el terrorismo de Estado, hoy quiero pedir humildemente el indulto para Barrionuevo, si es que la anunciada sentencia llega a producirse en realidad. Hacer que paguen justos por pecadores siempre es antipático, pero tampoco es agradable que una multitud de pecadores sacrifique a uno de los suyos. La gente de izquierdas hemos tenido que asistir al triste espectáculo de la descomposición socialista, eso que se llamó la muerte por éxito. Ganar elecciones y ocupar el poder para actuar en nombre de unos intereses crueles con las señas de identidad y con la propia historia, significa verdaderamente morir de éxito. Todo el que se quedó al margen del pragmatismo responsable y de la fuerza de los acontecimientos, intentando imaginar un futuro distinto, fue poco a poco convertido en un loco, en un radical imprudente, en un solitario. Locos ingenuos fueron aquellos que no querían apoyar una organización militar como la OTAN, identificando los intereses del mundo con el ejército de los EEUU. Como irresponsables ingenuos actuaron los que se negaban a aceptar el único argumento de la eficacia económica a la hora de decidir las reglas sociales, identificando el progreso, blanco o negro, con el neocapitalismo. Como radicales peligrosos ejercieron los ciudadanos asombrados por el pacto del PSOE con los nacionalistas, identificando la vertebración del Estado con el chantaje perpetuo de sus diferentes burguesías. Y como estúpidos visionarios procedieron los demócratas alarmados ante los primeros indicios de la guerra sucia y el terrorismo policial, aquellas desapariciones y muertes que venían a identificar la eficacia de la ley con las cloacas. El PSOE no reaccionó, no impuso su camino ni su historia, se limitó a vivir el éxito, a respetar la fidelidad que se merecen los jefes, defendiendo a sus héroes de los ataques irresponsables y poco pragmáticos de los locos. Barrionuevo, en el punto final de los homenajes, la solidaridad y las fiestas, llegó a ser propuesto como candidato socialista al Ayuntamiento de Almería. La gente de derechas es partidaria de la OTAN, tiene fe en el neocapitalismo, respeta los privilegios económicos que regalan las fronteras y comprende la utilidad de las cloacas. Fraga dijo que el mejor terrorista era el terrorista muerto, así que una buena parte de la población estaba ya ganada para la causa. La otra parte fue conquistada poco a poco gracias al carisma del jefe y a la fuerza implacable de los hechos. La inmensa mayoría de los españoles piensa hoy que los desahogos policiales son perdonables, porque forman parte de la responsabilidad del estadista. Y por el afán de justicia de cuatro gatos no merece la pena meter a un hombre en la cárcel. Cada cual debe asumir su destino. Yo me he acostumbrado a vivir la izquierda como una soledad, como algo inexistente, como el monólogo interior de unos cuantos residuos. El Gobierno de Aznar, que comprende sin duda a Barrionuevo, debe indultarlo. ¿Es que actuaba solo? ¿Es que estas cosas no se pactan entre todos? ¿Es que no intuimos hasta dónde salpican los hechos?
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