¿Pantani pinocho?
Godefroot revela que Julich dijo no al Telekom porque quería ganar el Tour
Si Bobby Julich no fuera un ciclista ambicioso, quizás Jan Ullrich dormiría hoy más tranquilo, sin la sombra de un norteamericano pegada a un minuto once segundos en la general y envolviéndole en todas las subidas del Tour. Lo reveló ayer Walter Godefroot, el director del Telekom. "Yo ya sabía que Julich era muy bueno", dijo. "De hecho lo intenté fichar el año pasado para el Telekom, pero él rechazó mi oferta". "Quiero ganar el Tour. Y yendo al equipo de Ullrich sé que lo tendré imposible", me dijo. Y a fuer que le habría ido bien a Godefroot y al Telekom y a Ullrich el refuerzo del norteamericano que tanto recuerda al joven LeMond (agarrado como una garrapata, siempre esperando el fallo del rival): un rival menos, un ayudante más. Y más, tal y como está el equipo. "Bueno", reconoció el director belga, "el equipo está más o menos como el año pasado. La única diferencia es Riis. No sé lo que le pasa. Está bien de moral, pero no puede". Teme Godefroot a Julich. El americano también lo vocea. "En los Alpes puedo ganar el Tour", dice el líder del Cofidis, que inició el Tour como un tapado a las órdenes del caído y retirado Casagrande."Puede ganar el Tour", reconoce el director del Telekom. "Aguanta en la montaña y hace muy buenas contrarreloj". Y también teme Godefroot a Pantani, el único que tiene capacidad de atacar a Ullrich, el único que le ha puesto en dificultades.
Así se plantea el asunto: Pantani puede que sí o puede que no que en los Alpes acabe con los tres minutos que le saca ahora Ullrich (más otros tantos de colchón con vistas a la última contrarreloj), pero llevará al alemán a situaciones límite en la montaña: lo único que necesita Julich para remachar. Y la opción del americano parece más seria que la de Virenque el año pasado. Y la opción del Pantani 98 parece también más seria que la del Pirata 97. Aunque el volador de las montañas siga manteniendo el perfil bajo en sus declaraciones. Tan bajo que lo primero que se le dijo en la conferencia de prensa fue preguntarle si no le iba a crecer la nariz como a Pinocho. "¿Por qué?". "Porque por las mañanas siempre dice que está mal, que le duelen las piernas". "Pregunte a los demás compañeros", responde, "puede preguntar también al director. No estoy al 100% y así es muy difícil planificar. Hemos decidido ir al día a día y decidir en cada momento. Y de hecho, he hecho subidas más difíciles que Beille y las he hecho mejor".
Pantani reconoció que le dolía la cabeza (no llevó ayer el pañuelo de pirata) y que sufría de estrés tras ganar el Giro. "Tengo cansancio mental", dijo. Pero el único hombre que marca diferencias en la montaña ("es como Induráin contrarreloj", dice Manolo Sáiz) se va convenciendo de que puede ganar el Tour, o admitiéndolo públicamente, al menos. "Hoy sólo pensaba en ganar la etapa y no en la clasificación general", dijo. "Incluso en los dos últimos kilómetros podía haber ido más fuerte, pero si hubiera sobrepasado mis límites lo habría pagado otro día. Y creo que Ullrich ha cedido también al final pensando en el futuro. Ahora pienso en la general. Soy un poco presuntuoso".
Ullrich, Pantani y los demás. Todos los que luchan para no quedarse descolgados. Jalabert. Los españoles. "A ver si seguimos ahí mientras se van quedando atrás otros", dice Álvaro Pino, director de un Kelme cuyo líder, Escartín, ya está donde siempre: octavo y aguantando. "Es una carrera de resistencia", dice Manolo Sáiz: Jalabert ya es tercero. "Es lo de siempre", dice Javier Mínguez. El director del Vitalicio confía en las posibilidades de Casero (ahora décimo) de no fallar en los Alpes para que el valenciano se mantenga en esas posiciones. "Pero en el Tour siempre falla alguien algún día". Y allí está Jiménez: el día que toda España le esperaba, en una etapa hecha a su medida, y se agarra la gran pájara. Beltrán, el hombre del Banesto para esa general de los 10 primeros, intentó atacar ayer ("lo hice por Abraham") una vez liberado de su trabajo de guía de Olano. Fue sobrepasado por Pantani, pero aguantó detrás del grupo de Ullrich sin ceder apenas (entró a 23 segundos del alemán, en el grupo de Jalabert y Casero). El Tour de los españoles, el Tour de la resistencia. El Tour de todos. Como en los tiempos de Induráin.
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