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El sindicato del automóvil, dispuesto a la "guerra total" con General Motors

La inminente mediación judicial en la huelga que mantiene paralizada la General Motors no ha logrado poner fin al enfrentamiento entre los trabajadores y la empresa estadounidense. El presidente del sindicato United Auto Workers (UAW), Stephen Yokich, ha asegurado que la huelga es "una guerra total". Esa afirmación la hizo al término de una reunión que mantuvieron la noche del lunes 300 dirigentes sindicales en Flint (Michigan), donde comenzó hace más de dos semanas el conflicto en dos plantas del mayor fabricante de automóviles del mundo.Stephen Yokich añadió que el paro continuará "hasta que ganemos esta guerra". Ron Miller, otro sindicalista de Mississipí, aseguró que están "preparados para resistir hasta Navidad". El conflicto ha paralizado a más de 184.000 trabajadores en las plantas de General Motors en México, Estados Unidos y Canadá, y causa a la compañía pérdidas cercanas a los 80 millones de dólares (12.000 millones de pesetas) diarios. La empresa ha perdido ya más de 1.200 millones de dólares (180.000 millones de pesetas) por este conflicto, que podría agravarse si se suman a la huelga los 7.200 trabajadores de la planta Saturn, en Spring Hill (Tennessee).

Mientras tanto, ayer se reanudaron las conversaciones entre la empresa y el sindicato, que deben informar al juez federal Paul Gadola sobre las posiciones que defenderán hoy ante un mediador, Thomas Roberts, quien ha resuelto este tipo de disputas en la empresa en los últimos 11 años.

La empresa argumenta que el sindicato UAW ha iniciado las huelgas por razones ajenas a las autorizadas por el convenio, específicamente sobre las decisiones de la corporación acerca de dónde y cómo hará sus inversiones. Si el mediador dictamina que las huelgas son ilegales, según el convenio colectivo, el sindicato debe ordenar a sus afiliados que suspendan las medidas de fuerza y retornen al trabajo.

El convenio del sindicato UAW con las tres grandes -General Motors, Ford y Chrysler- contiene una cláusula por la cual se compromete a no organizar huelgas por otras razones que no fueran las reclamaciones en asuntos de seguridad laboral y salud, las normas de producción, y el uso por parte de las compañías de subcontratistas. La petición inicial de los trabajadores en el conflicto fue que la corporación cumpla con sus compromisos de invertir unos 300 millones de dólares (45.000 millones de pesetas) para modernizar los equipos.

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