La madre de la joven asesinada en Leganés busca testigos del crimen

La policía ha volcado las pesquisas para esclarecer la muerte de Sandra U. J., de 26 años, en los círculos donde la joven conseguía su dosis diaria de droga. El cuerpo de la víctima apareció el jueves pasado en un sendero próximo al vertedero de las Cárcavas, en Leganés. Tenía dos cervicales rotas y lesiones en la nuca, según las conclusiones del forense que le practicó la autopsia. La madre de la joven, Rosa, de 46 años, ha apelado a la conciencia ciudadana para esclarecer el asesinato de su hija.

"He facilitado muchas pistas a la policía, pero podrían ser insuficientes", explica, abatida. "Les dije que a las seis menos diez de la mañana de aquel jueves alguien estaba esperando a Sandra en un Seat Ibiza rojo. Además, el lugar donde la dejaron es muy frecuentado por conductores que van al polígono a trabajar. Alguna persona tuvo que ver algo que nos aporte pistas", comenta. Fuentes policiales consultadas por este periódico barajan la hipótesis de un ajuste de cuentas.Aparte de solicitar la colaboración ciudadana, Rosa quiere limpiar la memoria de su hija: "Se ha dicho que era prostituta, y eso no es cierto". Lo que sí reconoce la madre es la adicción de Sandra a las drogas, que se remonta a los tiempos en que estuvo casada: "Su marido era toxicómano y ella cayó después, aunque ahora llevaba unos meses asistiendo a un centro de Fuenlabrada para recibir metadona", puntualiza. Fruto de aquel malogrado matrimonio nació una niña que ahora tiene ocho años y que, pese a las precauciones de la familia, ha terminado enterándose de la muerte de su madre, "por la gente del barrio". De ahí que la abuela Rosa tuviera que "explicarle muy despacito" lo ocurrido, ante el desasosiego de la pequeña.

Rosa está en permanente contacto con la policía, que es su principal baluarte, junto al Ayuntamiento de Leganés, en el que trabaja. "Gracias a ellos he podido enterrar a Sandra en Leganés, porque en Fuenlabrada me pusieron mil y un problemas", relata. "Luego está el apoyo de mis compañeros, que es el que me mantiene con fuerzas para sacar adelante a mis otros tres hijos y mi nieta", explica.

La madre de la víctima está ahora inmersa en un torbellino de dudas y tiene miedo a que alguien de la familia pueda sufrir represalias. De lo único que está segura es de que una persona sola no pudo acabar con la vida de su hija. "Aunque ella era menuda, tuvo que oponer resistencia. Algún conductor debió de ver cómo la sacaban del coche para dejarla en el camino", insiste.

La más alegre

La joven era la mayor de cuatro hermanos, "y la más alegre de todos", según su familia. "En todas las fiestas y reuniones familiares, era el principal centro de atención. Cayó en la droga por la influencia de su marido", comentan los familiares, que ayer celebraron una misa en memoria de la joven en una iglesia fuenlabreña.La madre de la víctima se quejó de que, tras el levantamiento del cadáver, los que recogieron el cuerpo se olvidaron unos guantes manchados de sangre y la tela que recubrió a su hija hasta la llegada de los facultativos. "Alguien debía haberse ocupado de no dejar eso al alcance de los que pasaran por allí", recrimina.