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La tragedia de los Románov

Yurovshy fue la persona que dirigió el pelotón de fusilamiento de la familia Románov hace ahora 80 años. La ejecución del zar Nicolás II, de la zarina Alejandra y de sus cinco hijos se produjo el 17 de julio de 1918, en las cercanías de Yekaterimburgo, en los Urales, y Yurovshy recuerda en sus memorias aquel trágico suceso que cambió definitivamente el rumbo de un país como Rusia. Ayer, los restos de tres de los miembros de la familia zarista fueron definitivamente inhumados en la ciudad de San Petersburgo.

El espacio Abierto en Canal, de Canal +, se adentra hoy (20.35) en la tragedia de la familia imperial rusa a través del reportaje La tumba del zar; una producción rusa para France 3, que ayer se estrenó en esta cadena francesa.

La tumba del zar realiza, en su primera parte, un análisis histórico de la situación social y política de Rusia tras la revolución bolchevique. Con imágenes de la época y declaraciones de descendientes de los Románov, el documento recorre los últimos momentos trágicos de esta familia, desde su detención hasta su muerte.

La segunda parte se centra en el hallazgo, en el año 1979, de los restos del último zar y su familia y los pormenores sufridos desde entonces. Guely Riabov y Andonine, los autores del descubrimiento, narran en el reportaje cómo, a través de miembros de los Románov y del propio ejecutor; Yurovshy, consiguen llegar hasta el lugar donde se ocultaban los restos. Un descubrimiento que permaneció en secreto 10 años —"no se daban las circunstancias adecuadas para dar a conocer entonces la noticia", dice uno de los descubridores—. Fue en 1989 cuando se deciden a hacer lo público y cuando se inicia todo el proceso de exhumación y de análisis de los restos, realizados por cuatro equipos de peritos genéticos que llegaron a la conclusión de que, efectivamente, eran los de la familia imperial rusa. El programa muestra que 80 años después del magnicidio sigue habiendo puntos oscuros: los restos de dos de los hijos de los zares, Alexei y María, no han aparecido.

La tumba del zar se pregunta por el significado que estos hechos van a tener para la Rusia de hoy, y relaciona el funeral de ayer con el otro gran entierro pendiente que tiene la sociedad rusa: el de los restos de Lennin, que podrían descansar definitivamente también en la ciudad de San Petersburgo.

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