Se busca Travolta ibérico
2.500 jóvenes bailarines y cantantes compiten en audiciones para conseguir uno de los 40 papeles de la versión española del musical 'Grease'
Se necesitan cantantes y bailarines. En total, 40 artistas. Y para pelear por uno de estos puestos, han acudido a esta llamada nada menos que 2.500 jóvenes, todos dispuestos a demostrar sus habilidades ante quien haga falta. Pocas audiciones se recuerdan en España así de masivas, pero Grease, el musical que la productora Pigmalión estrenará la próxima temporada en el teatro Lope de Vega ha demostrado que, de momento, tiene un gran poder de convocatoria.Será éste un espectáculo a lo grande, según los planes de Luis Ramírez, el empresario que ha creado la productora Pigmalión. Suya ha sido también la decisión de montar este musical. "¿Grease? Lo llevo en la sangre y en el corazón. Yo he crecido con él. Llevo un año y medio trabajando en este proyecto", comentó ayer Ramírez.
De la espectacularidad con que se ha concebido este montaje dan cuenta algunos de los datos que adelanta el empresario, responsable también de la parte artística: Ramírez piensa invertir en él 400 millones de pesetas (lo mismo que El hombre de la Mancha, el título que se ha mantenido durante todo el año en el Lope de Vega, también producido por Pigmalión). "Se van a hacer cosas que no se han visto nunca en teatro", asegura Ramírez, "como una carrera de coches en el escenario o una noria de 12 metros". El elenco de la versión española de Grease será un equipo de 40 artistas. Además de la orquesta en directo.
Posiblemente, los aspirantes a trabajar en esta obra desconocen los planes de Ramírez. Aún así, desde hace diez días, desfila por el teatro Lara una voz tras otra. 1.000 personas han competido ya por una oportunidad. Y todavía han de probarse más. Las pruebas de baile comenzaron ayer en el teatro Lope de Vega. Su vestíbulo fue tomado, desde primeras horas de la mañana, por decenas de jóvenes, enorme dorsal en pecho, que calentaban motores para entrar en condiciones a las pruebas.
Hasta Madrid se han trasladado, entre otros, la mayoría de los miembros del reparto de West Side Story, el musical que ha dirigido Ricard Reguant y que termina sus funciones este fin de semana. 25 miembros de este espectáculo se convirtieron ayer por una hora en rivales.
La versión española de Grease no va a contar con fichajes estelares. Es decir, que todo el mundo debe someterse a las mismas pruebas si quieren un puesto en él.
Éstas consisten en una clase de baile que marca una profesora. De momento, no hay nombres conocidos. Aunque uno de los aspirantes se llame Víctor Ullate. Es el hijo del famoso ex bailarín y coreógrafo, un gran amante del musical. Precisamente fue este título, Grease, el que le cambió la vida, pues él iba para bailarín al uso. Lo contaba el propio Ullate minutos antes de subir al escenario con el resto de sus compañeros para pasar la prueba. "Es mi musical preferido. Lo vi en Londres y lo tuve claro: quería dedicarme al musical", cuenta este artista de 25 años, que suma a sus dotes de bailarín unos buenos conocimientos de canto. Ullate ha sido durante los últimos meses uno de los protagonistas de West Side Story, como su novia, Marta Ribera, otra de las aspirantes a trabajar en este musical.
Acuden también a estas pruebas muchos bailarines que trabajan habitualmente en programas de televisión. Como Natalia Santiago y Anahí Cabido, que, muertas de nervios, confesaban que no han trabajado nunca en un teatro. Aunque llevan desde pequeñas tomando clases y clases de baile de todo tipo. Lo de cantar lo llevan algo peor, según comentaban.
Ramón Oller, el coreógrafo que se responsabilizará de los bailes de este musical, y Luis Ramírez miran uno a uno a los bailarines. Oller, uno de los coreógrafos españoles de más prestigio, todavía no tiene muy claro lo que quiere hacer, pero piensa poner su granito de arena y no copiar ninguna de las versiones anteriores. "Para algo me han llamado", dice. "Es la primera vez que voy a hacer la adaptación de un clásico. Es lo que más me atrae de este proyecto. Yo empecé haciendo jazz, tengo un gran respeto por la música", declara el coreógrafo, de momento, el único de los miembros del equipo artístico que ha fichado Ramírez.
"Una duda era si aquí existía ese modelo de cantante-bailarín al estilo americano. Estamos constatando que aquí hay gente completísima. Estamos al nivel internacional", señala Ramírez. Y añade: "Con El hombre de la Mancha hemos demostrado que sabemos hacer musicales. Ahora hay que demostrar que sabemos hacer comedia musical".
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