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Olano está contento

Más relajado, menos obsesionado, espera su cita con el 'maillot' amarillo

Carlos Arribas

, Es la víspera de la contrarreloj, quizás el día clave más clave del Tour Olano 98, y el ciclista guipuzcoano no está encerrado en su autobús o aislado en el coche. Eso era el año pasado. Es la víspera del día en que el líder del Banesto, el único español con posibilidades de ganar el Tour, llega al único terreno en que puede atacar, y Abraham Olano da vueltas tranquilamente por la zona de salida. No se esconde. Se para a hablar con todo aquel que se lo pide y se ríe, se ríe mucho. Está contento. Sobran hasta sus palabras. "Estoy mejor que el año pasado".En su equipo lo dicen. Olano ya no es el hombre reconcentrado, nervioso y hasta huraño a veces de otros tiempos. "El año pasado había días en que no saludaba a nadie", cuenta un miembro del Banesto. "No es que estuviera enfadado, es que era así. Este año, en cambio, no hay día en que no cuente un chiste". Entre sus compañeros se le sigue respetando como líder, sigue teniendo sus privilegios, sigue habiendo distancias. No participa en las bromas de cuadrilla de los jóvenes, pero es otro, participa de un ambiente más juvenil. "Estoy más relajado".

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Olano y las obsesiones. Siempre se exagera, pero el Olano 97 parecía el monstruo de las mediciones. La caricatura del hombre que hasta pesa los gramos de comida por toma y los transforma, mirando la tabla, en proteínas, hidratos de carbono y demás. "Come mucho más a gusto", dice otro miembro del equipo. "Se ha quitado de la cabeza sus miedos a engordar, come más sano y encima hasta ha adelgazado. Pesa menos que en 1997 siendo menos estricto consigo mismo". La medida cotidiana de su porcentaje de grasa ha dejado de ser un tormento. Lecciones del Tour 97. Aunque la caída en la Dauphiné Libéré le afectó muchísimo. Olano, parece, no es un misterio.

Lo que hace la presión (y la no-presión). "Olano se ha liberado de un peso", dicen sus directores. "Hemos trabajado para quitarle de encima la presión que le hacía obligarse a ganar siempre. Ya pocos le agobian, pocos le recuerdan a Induráin, puede fallar un día sin que se le caiga el mundo encima". Ullrich es el gran favorito, le recuerdan. Que lleve él el peso.

Olano está más tranquilo, pero en carrera sigue igual. Controlando todos los detalles. Bien colocado, pero sin agobiarse por estar siempre delante. Sin arriesgar en las llegadas (entra entre el 30º y el 40º). Aun así, ya ha puesto pie a tierra cuatro veces por caídas en sus inmediaciones. Un pequeño golpe en una rodilla es todo el precio que ha pagado por ello.

Hoy puede salir de amarillo de la contrarreloj. Aunque sea por un segundo (sobre Jalabert y Ullrich) es el mejor colocado de los favoritos. Saldrá el último de entre ellos y podrá aprovechar sus referencias. "Para eso hice el prólogo a tope". En las dos últimas contrarreloj del Tour (la de Disneylandia 97 y el prólogo 98), Olano ha quedado por delante de Ullrich. "Eso significa que estoy mejor, no que él esté peor". ¿Y el maillot amarillo? "No lo tengo metido entre ceja y ceja. Si lo consigo en esta contrarreloj, pues muy bien, pero me gustaría más vestirlo el último día". Si lo logra hoy, Olano será el octavo español en vestirlo. Aparte de los ganadores Bahamontes, Ocaña, Delgado e Induráin, también lo han lucido, aunque efímeramente, Miguel Poblet (1955), Errandonea (1967) y San Miguel (1968). El amarillo del Tour es el único de las grandes vueltas que le falta. Ya ha sido rosa Olano en el Giro y amarillo en la Vuelta. "Eso no me preocupa. Lo que quiero es no perder tiempo con los favoritos y sacárselo a los escaladores".

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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