Blasco, los viajes y las películas
Blasco Ibáñez fue, por muchas razones, un hombre singular que se adelantó a su tiempo. No sólo fue uno de los primeros escritores de best sellers en el mundo o uno de los periodistas mejor pagados por enviar crónicas del campeonato francés de tenis Roland Garros. También fue uno de los autores que mayor éxito alcanzó en las adaptaciones cinematográficas de sus novelas -Los cuatro jinetes del apocalipsis y Sangre y arena, ambas interpretadas por Rodolfo Valentino, son un jeemplo-. Un fenómeno muy habitual hoy en día, como ponen de relieve las millonarias cantidades que se anticipan por la compra de los derechos de libros, aún nonatos, para convertirlos en películas. Pero, además, Blasco Ibáñez fue realizador, productor y guionista del arte del siglo XX. Dirigió al menos dos películas y emprendió una tercera, de la que preparó el guión de Flor de mayo, que no pudo continuar por un grave problema familiar, según explicó ayer Rafael Ventura Meliá, comisario de la exposición Blasco Ibáñez, cineasta, que ayer se inauguró en el Centre Cultural La Beneficència de Valencia. La faceta viajera del escritor y político valenciano también fue clave en su trayectoria. La muestra Blasco Ibáñez, viajero, que también se presentó ayer en el mismo centro, aborda esta cuestión. Su comisario, Juan Bautista Codina, subrayó la importancia de los viajes en la concepción del material que nutrió sus libros y destacó los cuadernos de viaje expuestos, en los que el autor de La barraca escribía sus anotaciones apresuradamente y con mucha dificultad a causa del vaivén del barco que lo llevaba a alguno de sus numerosos destinos. Ambas exposiciones se inscriben en las actividades del Año Blasco Ibáñez que, dirigido por Manuel Bas Carbonell, ha diseñado la Diputación de Valencia. Ventura rechazó de lleno la idea extendida de que al escritor valenciano sólo le interesaba el cine como medio para amasar mayor fortuna. La exposición recoge una cita de Blasco muy significativa al respecto: "Es que el cine es para mí más importante que la literatura". Y de su cine (español, francés y estadounidense) se muestran desde guiones originales, nunca exhibidos, hasta cartas, pasando por fotografías de los protagonistas de sus películas o por los carteles de sus filmes, entre otros documentos. En uno de los carteles, de grandes dimensiones y bella factura, se anuncia el estreno en Francia de Sangre y arena. La exposisión se completará con la proyección de películas en la Filmoteca. Blasco Ibáñez, viajero se estructura en tres partes: Blasco continental (Europa y norte de África), transoceánico (Argentina, EE UU y México) y universal (centrado en su vuelta al mundo). El material reunido ilustra el estrecho vínculo entre los viajes y la literatura y relata anécdotas y personajes que más tarde se incorporarían a sus novelas. Los fondos de ambas exposiciones proceden de diversas colecciones privadas, como la de Bas Carbonell o la de Gloria Sempere, además de la Biblioteca de la Generalitat y de la Casa Museo Blasco Ibáñez, entre otras colecciones.
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