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Un quiosquero le asesta dos puñaladas a su mujer en Burjassot por "calentarle la sangre"

Vicente Ballesteros, un hombre de unos 50 años, fue detenido ayer por la policía en Burjassot (L"Horta Nord) acusado de asestarle dos puñaladas a su mujer, Consuelo G. J., de 47 años, mientras discutían en el quiosco que regenta el supuesto agresor. El quiosquero decidió acallar los reproches de su mujer con la hoja fina y puntiaguda de una navaja filipina. La mujer recibió un navajazo en el cuello y otro un pulgar, pero ayer se recuperaba favorablemente de sus heridas. Consuelo es la quinta mujer valenciana conocida que ha sido víctima de su pareja en la última semana.

"Ha venido al quiosco a discutir conmigo, se me ha calentado la sangre y le he pinchado". Algo confuso y con una mano ensangrentada, Vicente Ballesteros trataba ayer a media mañana de explicar su comportamiento a una patrulla de la policía local. Los dos agentes le quitaron las dos navajas que llevaba encima, lo entregaron a los policías nacionales que acababan de llegar y trasladaron con urgencia en su vehículo a la víctima al hospital La Fe de Valencia. El jefe de la guardia explicaba que la herida del cuello tenía dos centímetros de profundidad y ha causado un desgarro muscular, pero no ha afectado ningún vaso sanguíneo. Igual que el navajazo del pulgar. "Ya le hemos suturado las heridas, pero la mujer sigue llorando y está traumatizada", aclaraba el médico. La pareja estaba en trámites de separación y los vecinos aseguran que las discusiones entre ambos eran frecuentes. La última se inició sobre las diez de la mañana en el quiosco de Vicente, en el número 36 de la calle de Colón. Un operario de una carpintería cercana, Francisco Escamilla, cobijó a a Consuelo en su taller y tranquilizó a Vicente hasta que llegó la policía. Apenas habían pasado 60 horas desde la última agresión conocida de otra vecina de Burjassot. En la madrugada del martes fue detenido Carlos García Agrelo, de 38 años, tras ponerle, supuestamente, una pistola en la nuca a su ex mujer, Dolores P., de 35 años. La intervención de una amiga, que la metió en una finca, evitó que Dolores acabara con una bala del calibre 6.35 alojada en la cabeza. Como el proyectil que García disparó más tarde contra una persiana metálica junto al portal de su ex mujer, según el cabo de la policía local, José Luis Pradas, que presenció los hechos. Llevaban dos años separados pero no se resignaba. "Dí a tu madre que arregle las cosas [entre nosotros] mañana o la mato", le espetó a su hijo de 12 años mientras montaba guardia, pistola en mano, junto a la finca de su ex mujer. Estas agresiones se unen a las sufridas por Rufina y Araceli, la madre y la hija heridas a navajazos el sábado en Valencia por el ex novio de esta última, y a María Luisa, asesinada a tiros el lunes en Alicante por su pareja.

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